jueves, 9 de julio de 2009

Dos puzzles y una sola pieza

Por Albert Valor

El Barça y el Real Madrid siempre estarán condenados a encontrarse. Y en épocas de compras, la cosa no suele variar. Hace años la rifa por Christian Karembeu fue maratoniana, casi pegajosa, y hace no tanto fue David Beckham el deseado. El Madrid siempre salió ganando en estas pujas; parece ser que la música de Chamartín siempre despierta un indudable pálpito. Este año los capítulos se han ido sucediendo entre el campeón del triplete y el denominado mejor club del siglo XX. La primera subasta fue por Ribéry. Tras dejarse querer por el Barça tras los cuartos de la Champions League y proclamar a los cuatro vientos lo feliz que le haría jugar en el Camp Nou, Scarface cambió el discurso como lo haría mi primo de siete años y vino luego con el cuento de que iría al Madrid o a ninguna parte. Tras desdecirse ya no sabemos de qué exactamente, parece que al final se quedará en la tétrica y fría Bundesliga a las órdenes del positifo Louis Van Gaal y que no recalará en la Liga BBVA, almenos el curso venidero.

El segundo fascículo de la Gran Enciclopedia del Verano lo protagonizó David Villa. Tras mostrar una imparcialidad total e increíble en estos días, demostrando no sólo profesionalidad sino también educación, el Guaje pasó angustiado la concentración de la selección española durante la Copa Confederaciones mientras Marca y As proclamaban a los cuatro vientos sus deseos de vestir la casaca blanca. Sport y Mundo Deportivo, claro, hacían lo propio en sentido opuesto. El Real Madrid, y más especialmente Florentino, sabe que no es de recibo esperar a un jugador hasta última hora –ya le ocurrió con Robinho o con Ronaldo-, y el mecenas blanco, que dice haber aprendido de los errores pasados, decidió lanzar las redes hacia el cabizbajo pero talentoso Karim Benzema. Tras la retirada madridista de la puja por el asturiano, ahora el Barça se ve con el camino despejado –si algo ha dicho ya Villa es que no quiere moverse de España- y casi obligado a adquirir una cromo que, pensándolo bien, no es el que le falta en su colección.

Teniendo en cuenta la edad de Henry –y obviando la aptitud de Hleb, otro tema que también podría salir a debate- y la precipitada baja de Sylvinho, en el Camp Nou, lo que realmente urge es un lateral izquierdo y un hombre de banda, también para la sinistra. Y es aquí donde debería empezar el tercer tomo de las subastas veraniegas. Desde PLF ya se habla hace días de un hombre cuya calidad es tan grande como la sorpresa que causa su ausencia en las portadas: Santi Cazorla.

Por un lado, tenemos a un Real Madrid que, teniendo a Manuel Pellegrini como entrenador, tenía que interesarse por el jugador en cuestión de días; quizá los suficientes como para que el boom suscitado en la capital por las llegadas de Kaka' y Cristiano hubiera pasado de largo. En el otro vértice está el Barça, que no hace más que irse por los cerros de Úbeda. Sin atender a las necesidades que le pide la naturaleza de su propio sistema de juego, se interesa en centrales de clase media –como si en la plantilla no hubiera zagueros de garantías- y en delanteros centro -no vamos a decir que discretos- cuando tiene en sus filas no ya al mejor delantero del mundo, sino al jugador extranjero más productivo de su centenaria historia.

Qué quieren que les diga, si un delantero marca goles en cada una de las finales de Copa de Europa a las que llega el equipo y tiene una media de 25 goles ligueros desde su llegada, ya puede ser díscolo, maleducado o juerguista. Lo que hace ganar partidos son los goles. Y si algo ha demostrado Samuel Eto’o es que no anda escaso de ello, sobre todo en las citas marcadas en rojo.

El único tanteo aceptable que se ha realizado hasta el momento, por mucho que sea una plaza sobradamente cubierta, es el de Javier Mascherano. Su llegada podría retrasar ocasionalmente a Touré al centro de la defensa si las condiciones –o las bajas- lo exigieran o hacerle jugar como interior. Con esa segunda variante, el centro del campo lo completaría Xavi, e Iniesta podría ocupar el flanco izquierdo del ataque.

Pero si lo que se buscan son especialistas para las posiciones requeridas, ya se ha perdido demasiado tiempo. Con las infructuosas negociaciones que se han llevado a cabo ya por Ribéry, Villa o Ibrahimović, ¿no hubiera sido más fácil ir a por Cazorla desde el principio? ¿Es que acaso no encaja en el perfil del equipo tanto o más que Robinho, Mata, Malouda o el propio Ribéry? ¿No ha demostrado ya su capacidad de asociación con Xavi e Iniesta en la selección? Siendo un especialista de banda con desborde y técnica, ¿no ha dejado patente el acierto de cara a gol que se le supone a un jugador en ese puesto? Lamentablemente, ni siquiera a estas horas se ha mostrado el más mínimo interés por él, pero si éste llegara ahora, otra vez estaría el Real de por medio.

Un Real que ya ha hecho lo más difícil. Basta ya de demagogia de mercadillo con los fichajes galácticos que se han hecho en la casa blanca y con las inversiones realizadas. Es evidente que han sido muy elevadas y que causan sonrojo en el contexto económico actual, pero los jugadores que vienen a cambio son muy buenos. En Chamartín se están haciendo las cosas bien –almenos a priori-. El único problema para los blancos es que es ahora cuando después de más de 200 millones invertidos se pueden ver –siempre a priori, recuerden- al nivel que marca el tricampeón. Quizá el problema lo tenga el Barça consigo mismo. Sólo con la cuarta parte de lo que ha invertido Florentino Pérez, ya se podrían haber rellenado los dos huecos realmente vacantes. El tiempo restante sería ahora para encontrar una guinda.

Pero no. Ahora las prisas serán cada vez más sofocantes. Y si por fin se muestra interés en alguien que venga a mejorar lo que ya hay, ya saben lo que pasará. Tendremos el tercer tomo del verano. Y no se preocupen, quizá esa siguiente entrega la protagonice Cazorla o quizá no, pero por si acaso hay otro nombre que también puede empezar a estar entre dos aguas más pronto de lo que esperábamos. Apunten: Cesc Fábregas. Al tiempo.

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