Por Cristian Naranjo
Calma tensa en el bazar de fichajes los últimos días. Hay objetos que han sido retirados de la venta, caso de Ribéry, Villa o Mascherano, todos ellos pretendidos por Madrid y Barça, que parecen decididos a discutir sobre quién es más crío de los dos: culo veo, culo quiero. Así ha sido desde que Florentino irrumpiera en el mercado, y así seguirá a menos que los grandes clubes se reencuentren con la brújula del Capitán Sparrow, esa que señala el camino hacia lo que realmente se desea. Milan y Manchester, de quienes se esperaba un trueno en forma de fichaje, han optado por que sea el tiempo el que haga su trabajo y no la precipitación de gastar por gastar, como si de restañar un desengaño amoroso se tratara. Habría que revisar aquello de que un clavo quita otro clavo. Que se lo pregunten a Gaspart.Otros gigantes de Europa, como Bayern, Inter, Juventus, Liverpool o Chelsea apenas han agitado el árbol. La Vecchia Signora se hizo con los servicios de Diego hace semanas, en una operación de lo más inteligente porque fructificó antes de la segunda era de Florentino. Hasta el momento, no se conocen más operaciones importantes. No falta movimiento en el bazar, sino decisión para comprar. Florentino se la ha quedado toda para sí, aunque sin una hoja de ruta definida, su papel es el del elefante entrando en la cacharrería. Tras reventar la banca con Kaka' y Cristiano Ronaldo, su principal estrategia ha consistido en copiar los planes del enemigo: Ribéry, Mascherano, Ibrahimović… A falta de un modelo definido, el Madrid apuesta por las caras conocidas.
El Barça de Guardiola, en cambio, con el trébol decorando su solapa, protege su plantilla entre algodones para evitar cualquier contratiempo en forma de fuga. Nadie se escapará, ni tan siquiera el rebelde Valdés. Con un equipo campeón, el Barça se centra en reforzar las posiciones señaladas, en un intento por reverdecer laureles y evitar el fracaso posterior a París. Va en busca Beguiristain de un lateral zurdo, un centrocampista defensivo, un jugador de banda izquierda y un ariete. Para cada vacante hay un nombre en mayúscula y varios sucedáneos, señal inequívoca del trabajo del secretario técnico y su equipo. Los nombres responden a sospechosos habituales: Filipe Luís, Mascherano, Ribéry e Ibrahimović. Las alternativas, también: Zhirkov, Robinho, Mata, Ashley Young, Villa, Forlán y Benzema entre muchos otros. Sin embargo, debido a las incongruencias que suele cometer el fútbol, Santi Cazorla no aparece en la lista de la compra de Beguiristain, pese a estar cortado por el mismo patrón que Ribéry: técnica, velocidad, habilidad en el regate y gol. Nunca se descifrará el por qué los españoles no cotizan igual que los extranjeros. Misterios irresolubles del fútbol.
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