Cerrado por vacaciones en las grandes ligas. Momento propicio para dimes y diretes, rumores y portadas infundadas. El mercadeo lo encabeza Florentino Pérez, con los Kaka', Silva, Villa, Ribéry, Xabi Alonso y compañía. En Madrid, se da por hecho que el constructor invertirá hasta 300 millones de euros en un solo verano. Todo sea por regalactizar de una tacada el club de Chamartín. Al parecer, en cuanto Florentino abra el fuego, el mercado sufrirá un efecto dominó. Nada va a evitar que sea Kaka' el primer fichaje en galvanizar. No menos de 65 millones de euros tendrán la culpa. Esa cifra pasará a las arcas del Milan, que a ciencia cierta tendrá que reinvertir el dinero para no enervar más a los tiffossi. Quién sabe si Berlusconi volverá a mirar hacia Barcelona, donde juega un delantero codiciado: Samuel Eto'o.
Por segundo año consecutivo, al camerunés le abren la puerta de atrás del Camp Nou, la misma por donde desfilaron Ronaldinho y Deco, como si su rendimiento fuera comparable. Al parecer a Guardiola, hombre de ideas fijas, no termina de convencerle el africano. Su carácter díscolo y extravagante no casa con su modelo, más cercano a la cultura de silencio y trabajo de Iniesta. Tampoco colman sus deseos las características técnicas de Eto’o, más rudimentarias de lo esperado: explosividad, zancada, fuerza e instinto. Un león hecho futbolista. Nada tienen que ver los violines que deleitan a Guardiola con el sonido selvático que desprende el camerunés. El de Santpedor aboga por un delantero de corte moderno, caracterizado por tener un amplio ramillete de capacidades: juego de espaldas, caída a bandas, remate de cabeza, disparo con ambas piernas, técnica depurada… Todas las características remiten a un nombre: Zlatan Ibrahimovic. Descartado Adebayor por sus bajas cifras goleadoras, el sueco es el sueño prohibido de Guardiola, aunque también suenan con fuerza Forlán, Villa y Benzema. Por una cuestión económica, cualquier opción parece llevar consigo la marcha de Eto'o, una decisión arriesgada a juzgar por los números del camerunés. Incomprensiblemente, nadie en el Barça parece discutir la continuidad de Bojan, falto de estatura y muy verde todavía.
El segundo nombre que aparece en la hoja de ruta de Florentino es la pieza más anhelada del mercado. Franck Ribéry, jugador del Bayern de Múnich, es considerado incorporación prioritaria por Real Madrid, Barça, Chelsea y Manchester United –para suplir la posible marcha de Cristiano Ronaldo–. Se avecina un serial de varios volúmenes, donde el giro final sólo lo conoce el jugador. En Madrid se dice que Zidane, asesor del presidente, ya le ha convencido. El Chelsea cuenta con la chequera en blanco de Abramóvich, mientras que el Barça tiene a su favor la boyante situación del equipo y la amistad entre la señora Ribéry y la señora Abidal. Todo dependerá de lo que priorice Scarface, si el dinero o la posibilidad de integrarse en un equipo de ensueño.
Pase lo que pase, es evidente que la política de fichajes de algunos equipos como Madrid o Chelsea sólo responden a palos de ciego. Mientras Florentino no piensa en otra cosa que en delanteros y Abramóvich no hace más que comprar cromos a precio de oro, el Barça de Beguiristain y Guardiola sabe lo que se hace. Hay cuatro o cinco demarcaciones que cubrir y un nombre prioritario para cada una de ellas. La idea es abordar a los primeros de la lista pero sin enloquecer. Si no es Ribéry será Robinho. Si no es Ibrahimovic será Forlán. Sorprendentemente, hay jugadores que suben como la espuma en la bolsa de la rumorología, mientras que de otros apenas se habla. En el Arsenal, sigue jugando un imberbe veinteañero capaz de dirigir él solo a un equipo de Champions. En caso de enfermar por alguien, haría bien Florentino de hacerlo por Cesc Fàbregas, la única pieza del mercado que tiene aromas de Masia, el valor más perseguido del mundo futbolístico. De no hacerlo, muchos culés se frotarían las manos. Nadie alcanza a imaginar el producto que saldría de la asociación de Xavi, Iniesta, Cesc y Messi, los cuatro heladeros más delicados. Un placer para los sentidos.
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Por segundo año consecutivo, al camerunés le abren la puerta de atrás del Camp Nou, la misma por donde desfilaron Ronaldinho y Deco, como si su rendimiento fuera comparable. Al parecer a Guardiola, hombre de ideas fijas, no termina de convencerle el africano. Su carácter díscolo y extravagante no casa con su modelo, más cercano a la cultura de silencio y trabajo de Iniesta. Tampoco colman sus deseos las características técnicas de Eto’o, más rudimentarias de lo esperado: explosividad, zancada, fuerza e instinto. Un león hecho futbolista. Nada tienen que ver los violines que deleitan a Guardiola con el sonido selvático que desprende el camerunés. El de Santpedor aboga por un delantero de corte moderno, caracterizado por tener un amplio ramillete de capacidades: juego de espaldas, caída a bandas, remate de cabeza, disparo con ambas piernas, técnica depurada… Todas las características remiten a un nombre: Zlatan Ibrahimovic. Descartado Adebayor por sus bajas cifras goleadoras, el sueco es el sueño prohibido de Guardiola, aunque también suenan con fuerza Forlán, Villa y Benzema. Por una cuestión económica, cualquier opción parece llevar consigo la marcha de Eto'o, una decisión arriesgada a juzgar por los números del camerunés. Incomprensiblemente, nadie en el Barça parece discutir la continuidad de Bojan, falto de estatura y muy verde todavía.
El segundo nombre que aparece en la hoja de ruta de Florentino es la pieza más anhelada del mercado. Franck Ribéry, jugador del Bayern de Múnich, es considerado incorporación prioritaria por Real Madrid, Barça, Chelsea y Manchester United –para suplir la posible marcha de Cristiano Ronaldo–. Se avecina un serial de varios volúmenes, donde el giro final sólo lo conoce el jugador. En Madrid se dice que Zidane, asesor del presidente, ya le ha convencido. El Chelsea cuenta con la chequera en blanco de Abramóvich, mientras que el Barça tiene a su favor la boyante situación del equipo y la amistad entre la señora Ribéry y la señora Abidal. Todo dependerá de lo que priorice Scarface, si el dinero o la posibilidad de integrarse en un equipo de ensueño.
Pase lo que pase, es evidente que la política de fichajes de algunos equipos como Madrid o Chelsea sólo responden a palos de ciego. Mientras Florentino no piensa en otra cosa que en delanteros y Abramóvich no hace más que comprar cromos a precio de oro, el Barça de Beguiristain y Guardiola sabe lo que se hace. Hay cuatro o cinco demarcaciones que cubrir y un nombre prioritario para cada una de ellas. La idea es abordar a los primeros de la lista pero sin enloquecer. Si no es Ribéry será Robinho. Si no es Ibrahimovic será Forlán. Sorprendentemente, hay jugadores que suben como la espuma en la bolsa de la rumorología, mientras que de otros apenas se habla. En el Arsenal, sigue jugando un imberbe veinteañero capaz de dirigir él solo a un equipo de Champions. En caso de enfermar por alguien, haría bien Florentino de hacerlo por Cesc Fàbregas, la única pieza del mercado que tiene aromas de Masia, el valor más perseguido del mundo futbolístico. De no hacerlo, muchos culés se frotarían las manos. Nadie alcanza a imaginar el producto que saldría de la asociación de Xavi, Iniesta, Cesc y Messi, los cuatro heladeros más delicados. Un placer para los sentidos.
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1 comentario:
Necesito una aclaración sobre lo que has puesto de Robinho. Respecto a lo que comentas en el resto del texto veo lógico que el Barcelona busque sólo matices porque son los supercampeones y el Real Madrid necesite grandes reformas por el gran batacazo que se han pegado.
Os esperamos en Pegado al palo.
Ander Carazo
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