viernes, 29 de mayo de 2009

La madeja rojiblanca

Por Cristian Naranjo

Tras conseguir un doblete histórico la temporada 95-96, el Atlético no ha vuelto a ser el mismo. Se ha consumido en su propio éxito. Con un continuo divorcio entre afición y directiva y construyendo año tras año proyectos deportivos a base de dar palos de ciego, el equipo rojiblanco ha fracasado de forma continua. Con independencia de quién sea su presidente, su entrenador o sus jugadores, la entidad nunca ha encontrado la calma. Tampoco los cientos de millones de euros invertidos han solucionado nada. De hecho, descendió al infierno de Segunda con jugadores como Kiko, Baraja, Hasselbaink y Valerón.

Es el Atlético un equipo propenso a la autodestrucción. Tiene graves complejos de hermano menor y no acierta a encontrar un modelo a seguir. Las caras visibles de la entidad han ido pasando con más o menos gloria, pero sin darle un vuelco al timón. Ni Torres, ni Forlán, ni Agüero han sido suficientes para corresponder a una afición siempre entregada. Este año, los 'indios' contaban con una plantilla aseada a priori, pero apestosa en realidad, con una defensa vulnerable y un centro del campo donde el encargado de llevar el juego ha sido por segundo año consecutivo Raúl García. Qué mal olor. Así las cosas, unas buenas bandas y una delantera sobresaliente no han servido para optar ni por asomo al título, por más que Abel Resino esté a punto de sellar el pasaporte para la 'Champions'.

Ever Banega ha sido la imagen de la incoherencia. Aguirre y Abel prefirieron a Assunçao antes que al gran talento del argentino. Una absoluta vergüenza. Con la Liga a punto de echar el cierre, ya se conocen algunos fichajes para la temporada próxima. Sergio Asenjo, un portero prometedor, y Juanito, central internacional, no parecen grandes nombres para competir con Barça y Madrid, cuyas hojas de ruta están más claras.

Mientras el Atlético no alcance la paz social y trace las líneas maestras a seguir repetirá naufragio. Se necesita una idea con urgencia que no sea el sufrimiento. No tiene que ser propia, sino que puede ser plagiada con total descaro. Camachos y Agüeros no suena del todo mal. Cualquier cosa con tal de insertar miel en el paladar de una afición sobresaliente, ilusionada con deshacer algún día la madeja rojiblanca.

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