sábado, 11 de julio de 2009

El legado de Eto'o vale un imperio

Por Cristian Naranjo

El romance de amor-odio entre el Barcelona y Samuel Eto'o está cerca de consumirse. Tras dos veranos intentando romper, la convivencia de la pareja es insostenible. El club tenía la voluntad de traspasarlo hace un año. Así lo expresó Guardiola. Finalmente, el camerunés decidió quedarse y se reivindicó con la mejor temporada de su vida: 36 goles en 50 partidos. Le faltó un ápice para alcanzar el Pichichi y marcó el gol decisivo en la final de la Liga de Campeones. Tras cinco cursos de azulgrana, pocos pueden negar la categoría de Eto'o a juzgar por sus estadísticas: tres Ligas, dos Champions y 130 goles. Se trata del mejor artillero de la era moderna del Barcelona, además del extranjero más productivo en la historia del club después de Kubala. Ni Cruyff, ni Rivaldo, ni Ronaldinho, otros tres foráneos de larga trayectoria en el equipo azulgrana, fueron tan rentables como él. Ni tan determinantes. Nadie podrá robarle al africano el orgullo de haber sido decisivo en dos finales de la Liga de Campeones.

Al hablar de Eto'o hay que hacerlo en términos absolutos. Su rendimiento no es cuestionable. Llegó al Barcelona en 2004 procedente del Mallorca como una debilidad personal del presidente. El traspaso se cerró en 25 millones y fueron muchos los que lo criticaron. También hubo quien no dudó sobre su valía y ganó alguna apuesta por ello. Tras un lustro marcando goles a dentelladas y a sus 28 años ya no tiene sitio en el último tercio del Camp Nou. Si bien el Barcelona es un equipo especializado en hacer salir a sus estrellas por la puerta de emergencia, ningún futbolista merecería un mejor trato que Eto'o, que se ha rasgado su piel de pantera en cada partido. No será así. El camerunés tendrá que salir huyendo, como los ladrones de tres al cuarto. Será tan lamentable como la propia operación, que supondrá perder a un delantero franquicia por un máximo de 20 millones. Su sustituto, ya sea Villa o Forlán, no costará menos de 36. Un negocio ruinoso, que denota una patología extraña.

Ante la repudia de todos los estandartes del club, incluido Guardiola, Eto'o se ha visto forzado a dejarse llevar por la corriente. Las mentiras de toda índole que se han vertido sobre su persona le han hecho estallar de ira. Laporta, Beguiristain y Guardiola han faltado a la verdad y le han engañado a él personalmente. Así las cosas, su destino está en Manchester o en Milán. El africano, que mantiene intacto su instinto de chacal, se merece ser recibido en un grande con los mismos honores que se le niegan aquí. Sería entristecedor que acabara en el City, sin posibilidades de despedazar defensas en Europa. Son un bien escaso los delanteros de pura raza como Eto'o. Veloz como un gamo, generoso en el esfuerzo y adiestrado para el gol. Esas son sus virtudes. Su abanico de recursos no es por tanto demasiado amplio. Aún así es mejor que cualquiera, se llame Ibrahimović, Villa, Forlán o Benzema. Eto'o tiene un valor añadido que le distingue por encima del resto: siempre acude al rescate de su equipo. Jamás se esconde, acreditando pertenecer a la familia de animales salvajes, indomables por definición. Tiene la etiqueta de conflictivo, pero curiosamente no ha descuidado un entreno ni se ha ahogado en combinados. Tampoco se conoce ningún altercado con miembros de la plantilla ni del cuerpo técnico. Al contrario, todos han cantado las excelencias de su profesionalidad. En esas condiciones, su marcha nunca será comprensible. El mejor delantero del último quinquenio no puede sobrar jamás. Pero ahora ya nada evitará su marcha. Dado que el Barça lo ningunea con cartas marcadas, él decide abandonar la timba. Su camino debe apuntar hacia el United o el Milan, clubes a la altura de su grandeza. Vaya donde vaya, Eto'o lleva consigo un zurrón repleto de goles. Sería emocionante contemplar los partidos del Manchester, con los díscolos Rooney y Eto'o en vanguardia. En el caso del Milan, supondría una ironía del destino acabar allí, junto a Ronaldinho, con el que supuestamente no existe conexión alguna. Supuestamente. Lo que trasciende no siempre se ajusta a la realidad. Que nadie dude de que el felino y el Gaúcho podrían convivir de nuevo sin problema alguno. No será difícil que el camerunés marque a pase del brasileño, como en los viejos tiempos, cuando juntos fueron los mejores. Pase lo que pase, Eto'o se ha ganado a pulso veinte metros de la hierba del Camp Nou. Ya nadie los recorrerá como él, y será entonces cuando Guardiola llore su error. Para cuando eso ocurra, Eto'o ya estará a miles de kilómetros de aquí, dejándose el alma por otros colores. En el fútbol, como en la vida, suele ser tarde cuando se acude a restañar un error. De nada sirve lamentarse por lo que pudo ser y no fue. Eto'o, que es un loco maravilloso, encontrará un equipo que entienda su genialidad. Entonces, entonará los versos del maestro Sabina: “este pez ya no muere por tu boca / este loco se va con otra loca / estos ojos no lloran más por ti”. Así será porque el Dios de Eto'o sabe, como sus incondicionales, que se lo merece todo.

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