domingo, 20 de marzo de 2011

Miscelánea y delicias de Juanma Trueba

Por Albert Valor

Resulta una verdadera fortuna que lo que te pasa por la cabeza sea pura imaginación, pura lírica, puro ardor y pasión por algo. Si además sabes transformarlo en prosa poética, la cosa ya es memorable. Eso es algo que le sucede a Juanma Trueba, el cronista en As de los partidos del Real Madrid. Pocos, quizá Segurola, pueden competir con tales florituras ante una hoja de papel. Tras cada crónica de este señor periodista, podríamos hacer el ejercicio que hoy se presenta. Pero lo cierto es que ha sido este derbi madrileño en el día del Padre el que ha motivado este manantial de citas. Allá va lo más granado:

“Para el anfitrión queda el consuelo, mínimo, de haber recortado un metro de los mil que todavía le separan del rico vecino. (…) el Atlético no hizo un planteamiento realista del asunto. Se lanzó a por la victoria con los ojos cerrados, el sable apuntando a Cibeles y los caballos al galope, (…). De manera que el partido se dividió en un grupo de comanches románticos y un frío comando de élite. Flechas contra balas. ”

Recital. Qué razón tiene el bueno de Juanma. Sobre todo, apuntando de modo implícito a ese don de Jose Mourinho, ese Rey Midas de la Guerra. Y es que el portugués militariza todo lo que toca. Si su Chelsea parecía un ejército cada vez que saltaba a los terrenos de la húmeda, antigua y pérfida Albión, el Inter parecía un escuadrón de bandera transalpino. Y ahora, el Madrid. Los malditos bastardos del siglo XXI. Los hostiles del Señor de la Guerra siempre siguen el mismo guión: manipulan el calendario y desvirtúan la competición teniendo a los colegiados su lado. Y por supuesto, le tienen envidia. Pero sigamos:

“Para el Atlético no había marcha atrás. La locura era la única solución y el equipo se agarró a su palanca de emergencia: Kun Agüero. (…) y se tropezó con Casillas. Al rato disparó raso y la desvió Casillas. Casillas, Casillas, Casillas. (…) Casillas es un muro en la cima del Everest. Una crueldad intolerable. (…) apareció Marcelo para recordarnos su promiscua relación con las musas. Amagó, ganó la línea de fondo y asistió a Özil, que marcó con delicadeza.”

Dijo Trueba en una ocasión que Özil no era turco de nacimiento. Que era turquesa. Pero aún hay más:

“Entre un paisaje de comanches caídos, Kun lo siguió intentando. Marcelo le robó un balón con el que ya apuntaba a Casillas y cuando se encararon para citarse fuera hicimos la foto de dos genios.”

El derbi nos dejó este triángulo. A Casillas, santo y seña del madridismo, en primera instancia. Tiene aureola. E incluso alas. Él es la hipotenusa. Marcelo y Agüero, los catetos. Dos genios incomprendidos. Al brasileño le vilipendian sus lagunas defensivas y le condena su arrogancia. El Kun cuenta con una desventaja. Los que no le ven jugar a menudo piensan que es un futbolista de jugadas sueltas, de ratitos. Y no. Es un jugador imperial. Y está preparado para ir a cenar a un sitio caro. Desde hace ya tiempo.

De todos modos, la opinión que Adebayor le merece a Trueba tampoco tiene desperdicio: “(…) Adebayor rozó el gol de aquella manera tan suya, entre la torpeza absoluta y la genialidad relativa.”

Curiosa fue también la moraleja que extrae del desenlace del choque: “El gol [de Agüero] demostró a los niños que existe recompensa para quien se esfuerza, aunque no sirva para pagar todas las deudas.”

Así las cosas, la vida sigue igual en la capital. Ya son 21 derbis sin que el Atleti entone el grito de la victoria. Y por abajo, la Liga está que arde. Parece que al Sporting se le pone todo cuesta abajo a costa de un Almería con muchas aptitudes pero con poco pragmatismo. El Málaga abandona el farolillo ganando al Espanyol. Los pericos son la revelación de la temporada, pero siempre les moja la oreja el colista de turno. Colista es ahora el Hércules, que cada jornada que pasa le pierde más la cara a la División de Honor. Pero es otro equipo valenciano el que da gratas sorpresas. El Levante, construido en base a cesiones e ilusión, está a punto de firmar la permanencia con toda justicia. Caicedo, la relación más productiva entre goles y puntos de esta Liga, se lesionó en Riazor. Fue otro de los talentosos del equipo granota, Rubén Suárez, el que decidió. El asturiano fue clave en el ascenso y estaba inédito hasta la fecha. Ya se sabe. En el fútbol, como en la vida, todo viene y va.

Arriba, en las islas, un titán se reconstruye. Y es que viendo el Sunderland-Liverpool que se ofreció en esta sobremesa de domingo quedan claras algunas cosas. La primera, que tras la llegada de Kenny Dalglish, el Liverpool ya no se mueve tan a menudo por arenas movedizas. Con la victoria en The Stadium of Light, suman 20 de los últimos 27 puntos y ya reposan en la sexta plaza, algo impensable en Navidades.

Pese a la marcha de Torres y la lesión de Gerrard, los reds han dejado de dar palos de ciego. Y mucho tiene que ver en ello Luis Suárez, versión charrúa del Lazarillo de Tormes. Y es que el uruguayo está cada vez más asentado en lo que siempre pareció que sería: un crack que lleva siempre la picaresca al límite. Con él, la fiabilidad y compromiso de Kuyt y una defensa con las tuercas apretadas como antaño, ya no se debaten constantemente entre la cal y la arena. Meireles va a más y a Andy Carrol se le empieza a intuir. Acabará siendo un referente.

El duelo propició también el reencuentro entre el nuevo y flamante ‘7’ de Anfield y Gyan Asamoah. Dosis de morbo tras la secuencia ‘Mano-Penalty-Fallo-Lágrimas de todo tipo’ de la eliminatoria de cuartos de final del pasado Mundial entre Ghana y Uruguay. También quedó al descubierto lo desguarnecido que queda el talento de Gyan #33 en los Black Cats. Si yo fuera el secretario técnico de algún equipo que quiere jugar al fútbol y necesita un delantero con recursos técnicos y que sabe jugar de espaldas al arco, vendría ya a rescatarlo. Desde el Sánchez Pizjuán, por ejemplo. O desde el Manzanares.

Fútbol. La ciencia menos cierta. La religión con más adeptos. Y cómo nos gusta.

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jueves, 17 de marzo de 2011

Alto copete

Por Albert Valor


Se avecina la parte noble de la temporada. Ya sólo quedan ocho. En la primera semana, los nombres del Shaktar Donetsk y el Tottenham Hotspur entraban en la aristocracia de la Champions por la puerta grande y por vez primera. Los ucranios vencieron en ida y vuelta a una Roma que ya está pasada de moda. Sobran nombres y falta fútbol en la capital italiana. Luego están los Spurs, apuesta encarecida del PLF desde hace tiempo y candidatos a revelación de la competición. Luego hablaremos más de ellos. De momento, la victoria en San Siro es su mejor carta de presentación. El Barça, un clásico, se colaba con un argumento tan antiguo como el propio balompié: el balón. Messi fue ángel en casa se confirmó como el diablo con la mayor horquilla de la historia moderna del Arsenal. También como la más real de las pesadillas de Manuel Almunia.

El Schalke 04 completaba la nómina de los primeros clasificados. Es la germana una institución con gloria intermitente en las dos últimas décadas. Y ahora, se ha encomendado al jerarca de la Champions. Su mayor problema será que en el futuro el halo de González Blanco empequeñecerá la gesta de todo un conjunto. Partidazo de Farfán. Fresca la aparición la de Gavranovic. Trepidante el partido de Gelsenkirchen. Y maldita la suerte del Valencia, que apostó por jugar al fútbol pero se olvidó de detallar en las áreas. Se esperaba más de Mata y de Aduriz. Otra vez será.

La jornada de ayer martes dejó dos nombres propios. El de Chicharito, avezado lanchero del gol en las islas que pone al United en una cita a la que no falta en el último lustro, y el de Samuel Eto’o. No sólo fue el mejor con un gol, una asistencia y un partidazo. Fue también el mejor de toda la serie y dejó en anécdota los imperdonables errores de Julio Cesar. Un auténtico MVP. Con Samuel sí hay paraíso. Y tripletes. Si Raúl es el rey de esta competición, el camerunés es su mejor amante.

Los últimos en pedir tanda, la vieja gloria y el nuevo clásico. El Real Madrid, grande desde que la Copa de Europa es Copa de Europa, vuelve a tener sangre azul. Estará porque se le esperaba. Y Mourinho podrá colocar otro asterisco en su currículum. El Chelsea, juguete del mecenas Abramovich, intentará de nuevo su asignatura pendiente. La orejuda siempre tiene pretendientes y algunos aún sueñan con agarrarla.

Como decíamos, mención aparte merece el Tottenham. Este histórico de la Premier llega a la parrilla final desde muy atrás. Sus laureles ochenteros ya estaban caducos. El año pasado, se atrevió a romper el Big Four y el talonario de los jeques del City y se coló en la mejor fiesta. De momento, los dos grandes de Milán se han arrugado ante ellos. Si yo fuera uno de los favoritos, no los querría ni en pintura. Crouch, Lennon, Bale, Modric o Dawson –y su fútbol- podrían pasar por cualquier rendija. En White Hart Lane, la proporción entre pasión y propuesta futbolística está equilibrada. Y Harry Redknapp tiene buena culpa de ello.

Y Abidal. Qué decir de Abidal. Se perdió la final de Roma en 2009. Y ahora se perderá lo mejor de la temporada. Maldito cáncer. No te rindas, atleta.

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martes, 8 de marzo de 2011

'Avanti, Barça'

Por Cristian Naranjo

Tras el 3-1 queda todo dicho:
Luces de bohemia y fuegos de artificio para los genios del oficio.-

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