jueves, 30 de octubre de 2008

Football is football

Por Albert Valor

El mundo del fútbol se llena día sí día también de topicazos como el de que los partidos duran noventa minutos y que no hay que bajar los brazos hasta que el árbitro pite el final o que un derby siempre es un derby. A veces, parecen poco más que frases hechas a las que siempre se recurre cuando faltan argumentos mejor construidos. Pero esta noche, el duelo entre los dos contendientes del norte de Londres nos ha recodado que los tópicos están ahí por algo.

Esta mañana leía en la programación que La 2 iba a emitir en diferido el Arsenal-Tottenham y, hambriento de ligas europeas, he decidido que vería el partido. Incluso cuando la jornada copera estaba acabando y Carrusel se disponía a relatar lo sucedido en la décima jornada de la Premiership, he apagado la radio para no saber nada acerca del partido. Justo en ese momento comenzaba la retransmisión en diferido en el Emirates Stadium. Un amigo me ha dicho minutos antes que no me diría el resultado del partido, pero que me garantizaba goles. Justo lo que me faltaba para ponerme delante del televisor sin prestar atención a nada más.

Me gusta la Premier. Me gusta porque apuesta siempre por el cuerpo a cuerpo, porque allí juegan los mejores del planeta, porque sabe venderse al resto del mundo, porque el juego de estrategia siempre conlleva goles. Pero ante todo me gusta porque siempre aparecen jugadores –sobretodo de segunda línea- que chutan sin ningún complejo a portería desde media o larga distancia. Y antes del cuarto de hora, Bentley, que formaba en el ataque de los Spurs junto a Pavlyuchenko –jugadorazo, aún no le sonríe la suerte- se ha sacado una bomba inteligente que tras tomar un espectacular efecto se ha colado en la portería del navarro Almunia tras recorrer cuarenta metros. Al Arsenal le ha costado arrancar, más cuando Cesc estaba totalmente anulado por la maraña que formaban Huddlestone y Jenas –muy bien ayudados por Modric- en la medular. Pero ante tal atasco, el balón parado ha conseguido consumar la reacción Gunner, que con dos goles de cada uno de sus centrales –Silvestre y Gallas- ha conseguido voltear el marcador con sendos testarazos antes y después del descanso. Los Spurs no han sabido encajar la desventaja y han sufrido mucho durante la reanudación. En el 63’, Adebayor ha inaugurado el primer acto loco del partido poniendo el 3-1. Bent, recién ingresado en la cancha, ha recortado las diferencias tres minutos después en el segundo balón que tocaba. Ese gol ha nacido fruto del descaro de Huddlestone para bombardear un balón muerto a cinco metros de la frontal que ha obligado a Almunia a rechazar a pies del talentoso delantero inglés. Pero un minuto después, enésimo fallo del lateral visitante Hutton, balón para Adebayor, pase diagonal para Van Persie, y éste fusila a Gomes con su pierna menos buena. En cinco minutos, el marcador se ha doblado: del 2-1 se ha pasado al 4-2. El choque estaba presuntamente cerrado. Pero solo presuntamente, como bien dice el tópico, no hay sentencia hasta que el trencilla pita. Wenger ha empezado a sustituir a sus hombres de talento a cambio de músculo, y la verdad es que el Arsenal ha podido marcar el quinto antes de un final de taquicardia.

Juande Ramos, fichado hace un año por el mecenas Daniel Levy para llevar al Tottenham a lo más alto, fue despedido el fin de semana pasado. Al parecer, la plantilla ya no confiaba en su técnico y se produjo una situación similar a la que vivió Ronald Koeman durante la temporada pasada en el banquillo de Mestalla. Su sustituto en el banco, Harry Redknapp, parece haber dotado al equipo de nuevos ánimos, y tras cumplir otro tópico el pasado domindo –a entrenador nuevo, victoria segura-, ha seguido motivando a los suyos, incluso ha incorporado en el campo a Gunter y otro jugador de clara vocación ofensiva como Aaron Lennon, a la postre decisivo. Con el tiempo a punto de cumplirse Jermaine Jenas ha recogido un balón suelto en la zona de medios, lo ha empujado con más alma que cuerpo hasta la frontal y desde allí, ha colocado un latigazo que el meta español del Arsenal solo ha podido seguir con la mirada. Y casi ni eso. Quedaban aún cuatro minutos de alargue. Al Arsenal, que ya se creía ganador, le ha faltado, como en otras ocasiones, tener la cabeza fría, y tras un saque de portería en largo de Gomes, el balón se ha convertido en una bola de billar hasta acabar a pies de Modric, que estaba en el jardín del área y que hasta entonces había jugado a ráfagas. Desde allí, le ha bastado un control orientado y un chut más colocado que potente que ha pegado en el poste de Almunia. El rechace y el gol para Lennon, y la celebración dedicada a los sufridos hinchas de White Hart Line, allí donde Bentley había celebrado el primero de los suyos. La pesadilla, para Almunia, que esta noche soñará que hombres con camiseta blanca y con el escudo de un gallo sobre un balón en el pecho le acribillan a metrallazos. O a bombazos.

Este espectáculo acaecido en el país que inventó el fútbol ha servido para mostrar la esencia del fútbol y de sus tópicos y para que servidor retome sus artículos en este blog tras meses de dejadez. No olviden que también podrán volver a leer al gran Cristian Naranjo, que hoy también ha decidido abandonar su letargo creativo. De momento, hola de nuevo, ‘Pienso, luego fútbol’.

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miércoles, 29 de octubre de 2008

Hambre de gol

Por Cristian Naranjo

En verano, cuando se cocinan los designios del curso futbolístico, Pep Guardiola y Txiqui Beguiristain rumiaban acerca de cómo rediseñar la plantilla del Barça. Tras dos años en blanco, había llegado el momento de abrir los ventanales de un vestuario viciado por el autogobierno y la condescendencia de Rijkaard. Dicho y hecho: se defenestró a Ronaldinho y a Deco; se substituyó a Zambrotta por Alves; se vendió a Edmilson y se compró a Keita; se hizo lo propio con Giovanni y con Hleb; y así hasta llegar a un puesto clave para cualquier equipo, el del ‘9’.

Sorprendentemente, Guardiola tenía clara su apuesta por el melancólico Henry en detrimento de la raza de Eto’o. Tanto es así, que la cúpula directiva del Barça estaba convencida de la necesidad de vender al delantero africano para acometer después un fichaje de relumbrón. El elegido por Guardiola era Emmanuel Adebayor, el punta togolés del Arsenal. Al parecer, Pep valoraba la capacidad del africano para jugar de espaldas a portería, posibilitando la entrada de los extremos y de los volantes. ¿Acaso se olvidaba Guardiola de las cifras de Eto’o?

Nadie puede discutir la validez de jugadores como Benzema –posiblemente el ‘9’ más deseado en can Barça– o del mencionado Adebayor, pero a un delantero centro lo que se le debe exigir es el gol, la capacidad para convertir en valor absoluto todo el trabajo intangible del equipo. Precisamente por eso, por su hambruna, es por lo que destaca Eto’o. Más de 100 goles con la zamarra del Barça. Evidentemente, Guardiola era consciente de lo que hacía cuando seguía manteniendo su apuesta por un delantero foráneo. De hecho, la cuestión se alargó hasta que se descartaron todas las opciones: Eto’o no quería salir y ningún equipo estaba dispuesto a pagar los emolumentos que demandaba. A saber, 10 millones de euros por temporada. Por otro lado, los fichajes de Benzema y de Adebayor se enquistaron.

Así las cosas, Guardiola y Eto’o estaban condenados a entenderse. El entrenador, por más que rastreara el mercado cien años, no encontraría un delantero con la velocidad, la ambición, la raza y el gol del camerunés. Por su parte, Eto’o sabe que en ningún club como en el Barça podría explotar sus virtudes. De momento, el tiempo le está dando la razón al matrimonio. Cuando se llevan 8 jornadas de Liga, Eto’o ya suma 9 goles. Avidez pura.

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