martes, 28 de julio de 2009

Adrián Colunga, la maña hecha futbolista

Por Albert Valor


Suena raro que hasta hace unos días ningún equipo haya mostrado interés real por Adrián Colunga. Tras rumores durante la temporada, el Betis es su primera 'novia' seria del verano. Y viendo la falta de talento que hay en algunas delanteras de nuestro fútbol, resulta criminal ver que tras el descenso del Recreativo, jugadores como él hayan de conformarse con el vilipendio de la división de plata. Y el Betis es un equipo de Segunda, sí. Pero de la parroquia verdiblanca retumban ecos de primera por todos los recovecos. Aunque, eso sí, sus 24 años quizá exijan un proyecto de Primera a corto plazo.

Al escuchar su apellido el subconsciente nos traslada a la parte más occidental de la Península, más concretamente a Portugal. Es más, el nombre del genial Coluna, el atacante que formó con Eusebio en la delantera durante los años gloriosos del Benfica, allá por los 60, puede ser procesado por más de una mente. Aun así, los orígenes del jugador se ubican en el norte de España. Criado futbolísticamente en la Asturias que le vio nacer, hace gala de la entrega que paisanos suyos como Luis Enrique, Villa o Luís García han mostrado ya por los campos de nuestra Liga. Su paso por el archipiélago canario acabó de tallar su perfil balompédico y le sirvió de trampolín hacia la elite. Allí le quedó claro que el fútbol también es una pasión, y como tal debe practicarse.

Todos esos aprendizajes se han mancomunado ya con su técnica, capacidad de conducción y velocidad. Sus incisivas caídas hacía la banda pueden ser motivo de migraña para cualquier sistema, sobretodo a la contra. El bajo centro de gravedad que posee juega siempre en perjuico de sus rivales. Las retaguardias de algunos grandes pueden dar fe de ello, pues resultó bastante nocivo en Mestalla. El tricampeón, por su parte, no tuvo clara su victoria en Huelva hasta el segundo tiempo. En el primero, los contragolpes recreativistas dirigidos por Colunga pudieron costar algún sobresalto. La gran temporada del Málaga en su retorno al fútbol champán también se vio sobresaltada por la actuación del menudo delantero asturiano.

Quizá su mayor carencia sea el acierto de cara a puerta. No es ni mucho menos una escopeta de feria. Pero tampoco un AK-47. Harto talento juntaba el Decano la pasada temporada en ataque. El nombre de Colunga siempre iba ligado al de Camuñas y la sociedad que formaban siempre suscitaba alerta. Lástima que Javi Guerrero o Ersen Martin no pudiesen completar un triunvirato de garantías. Con un ‘9’ puro y en estado de gracia –con el resurgido Aranda hubiera bastado, con Tchité hubiera sobrado- y algo más de fortuna las mañanas onubenses seguirían siendo hoy de Primera. Pese al buen hacer en el terreno de juego, los del Colombino acabaron colistas y fueron el combinado menos goleador de la categoría. Si bien el balance defensivo quedó en buen lugar, no ocurrió lo mismo en el área rival. El negativo rush final del equipo hizo que la cifra anotadora del asturiano quedara en 9 tantos. No es mala la proporción teniendo en cuenta que la plantilla entera logró 34.

El bueno de Adrián ha demostrado en su trayectoria en el fútbol profesional que es de aquellos jugadores que define por calidad, no por instinto. No es un ariete de referencia. Pero sí sería ese el tipo de delantero que mejor complementaría sus virtudes.

El Manchester City ya quedó prendado cuando vino a verle a la Rosaleda en primavera. Quién sabe si Colunga no apunte ya hacia esos ambiciosos proyectos. Pero ya tendrá tiempo de saborear las mieles de los más grandes. Por ahora, podría encajar perfectamente en la ‘operación retorno’ del Zaragoza a Primera o ser la apuesta para recomponer la delantera del Racing. En Depor y Valencia –que apareció como presunto interesado- tampoco debería desentonar. Lo que no admite dudas, es que su talento merece seguir en Primera División. No es un Adonis ni tampoco un chico de anuncio; más bien todo lo contrario. Su chata silueta, su cuello corto y su cara rechoncha así lo atestiguan. Su prestación es otra. Es la maña hecha futbolista.

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domingo, 26 de julio de 2009

Carta abierta a Samuel Eto'o

Por Albert Valor


No sé por donde empezar. No sé por donde acabar. Aunque sería bueno recordar que alguien me dijo un día ─leyendo este blog queda claro quién─ que te podías permitir el lujo de ser el mejor delantero del planeta aún siendo patizambo, aún sin ir bien de cabeza, sin ser ambidiestro y sin ser bueno técnicamente. Sólo velocidad, raza y hambre ─sobretodo hambre─. Cualidades todas ellas infinitas.

Un día les contaré a mis nietos quién fuiste. Les diré que tu periplo por España empezó en el Real Madrid. Y que allí te cedieron al Leganés, donde montaste uno de tus primeros líos. Que luego, el Espanyol te consideró inválido para su plantilla ─bendita equivocación─. Les diré además que siempre te repudiaron allá en Concha Espina. Y que luego te traspasaron al Mallorca. Y ahí podría empezar a hablarles de tu hambre. De tu hambre de gol.

Será entonces cuando empiece la parte más bonita del cuento. Y les diré que un día fichaste por el Barça. Que prometiste nada más llegar que correrías "como un negro para mañana vivir como un blanco". Les hablaré de tus primeros goles con la elástica culé y de que ese año tu hambre te jugó una mala pasada. Ibas a ser Pichichi pero la fijación por la red te cegó al final. Forlán se quedó el distintivo. Como consuelo, tu primera Liga. Buen botín, pero insuficiente para un ser como tú. Para un ser insaciable como tú. Y ahí podría seguir hablándoles de tu hambre. De tu hambre de victorias.

Llegó el año de la reválida. Había que defender el título doméstico, asaltar el Pichichi e intentar la gloria europea. En todos esos frentes fuiste protagonista. La Liga volvió a ser culé y tú conseguiste el ansiado título de mejor goleador del campeonato. Ya sólo quedaba conquistar París. Siempre nos quedará París. A ti y a todos los culés. Una vez más, no te abandonó tu hambre. Tu hambre de gloria.

Tras tocar el cielo, tú y aquel virtuoso equipo conocisteis la cruz de la moneda. Tras la borrachera de éxitos, llegó la recesión. Dos años en blanco con derrotas pusilánimes, partidos regalados y conflictos internos en el vestuario. Muchos señalarán tus declaraciones en Vilafranca como un motivo de peso de aquella travesía por el desierto. Seguías marcando goles, pero un par de lesiones graves te dejaron fuera de combate durante buena parte de ese par de temporadas. Un par de temporadas que se fueron al limbo.

Entonces llegó Guardiola, que te metió en el saco junto a Deco y Ronaldinho. Como si tuvierais algo que ver. Como si fuerais compañeros de fiesta. Como si tu falta de protagonismo en el equipo también fuera por descuidar los entrenamientos. Pero todo el mundo merece una segunda oportunidad, sobre todo si realmente se la ha ganado. En tu pretemporada más goleadora, empezaste a dar visos de lo que sería el planteamiento y el desenlace del curso. Decidieron quedarse contigo. Y tú respondiste con goles, goles y más goles. Un hat-trick al Almería, cuatro al Valladolid... Te disparaste en la tabla de goleadores y parecía una vez más que el Pichichi volvería a tu casa. Pero no. Otra vez el hambre te traicionó. Y otra vez Forlán te superó en la foto finish. 30 goles no fueron suficientes para superar el tercer trimestre del uruguayo. Pero entonces llegó Roma. Tras la Copa y la Liga llegó Roma. Tras tu mejor temporada como blaugrana llegó Roma. Si hubiera apostado un euro con cada uno de los que dudaron de tu gol en esa final, ahora me podría cambiar de moto. Pero me sobra con la satisfacción de no haberlo dudado nunca. De no dudar de que vendrías al rescate. De nunca vacilar sobre tu hambre. De tu hambre por entrar en la historia. Ser insaciable.

Ahora te vas. Más bien, te echan. Te han tratado como a un perro. Primero te subastan como a un barril de petróleo. Subasta a la baja, para más inri. Como si no te hubieras dejado hasta el último suspiro de tu aliento por esta camiseta. Como sino fueras el mejor delantero de la actualidad. Como sino fueras el jugador más decisivo de la historia del Barça. Para postre, Pep Guardiola, el considerado por todos como gurú del barcelonismo, tratado incluso como el único artífice del triplete, dice que prescinde de ti por cuestiones de feeling. Como si fueras un jugador discreto. Como si tu aportación no hubiese sido decisiva como la que más en la consecución del trébol. Como si se pudiera encontrar tu recambio al girar la esquina. El colmo. Lamentable.

De todos modos, no debieras preocuparte. La historia te pondrá en tu sitio. No te pondrá al nivel de Kubala, ni de Cruyff, ni de Ronaldinho. Te pondrá por encima de ellos. El sitio que realmente mereces. No es que fueses mejor que ellos. Es que has sido más relevante. La historia recordará tus goles. Tus goles decisivos. Recordará también que siempre dabas el 101% en cada partido, en cada entreno, en cada pachanga. Recordará que siempre empezabas tú la presión al rival, que no sólo eras el mejor delantero sino también el primer defensa. No se acordará de los goles cantados que fallabas, sino de los que anotabas y daban la gloria. Tanto al equipo como a ti mismo. Quizá recuerde también que siempre decías lo que pensabas, y que si alguna vez tu tono no fue el adecuado, nunca lo hiciste actuando en contra del Barça, si acaso en contra de los que te despreciaban. Y, sobre todo, recordará que tú fuiste el denominador común del quinquenio más glorioso de la vida del Fútbol Club Barcelona.

Ahora nos han traído a un crack. Zlatan Ibrahimović traerá nuevos aires al Camp Nou. Seguro lo colmará de aplausos y ovaciones. De goles de fantasía y de ovillos para la retina. Y seguro lanzará mejor los penaltis. E irá mejor de cabeza. Pero créeme, todos lo que te idolatraban, todos los que te odiaban, todos, te echarán de menos algún día. Aunque sólo sea uno. Aunque sólo sea el día de una final de la Copa de Europa.

Realmente habrá que estar de enhorabuena si un día, no Zlatan, sino quien sea, logra superarte. Significará que el Barça habrá seguido abarrotando sus vitrinas. El Inter te espera a ti a partir de ya. Ya has entrado en la historia del Barça. Ya lo has alzado a los altares a base de goles. Intenta cambiar ahora el porvenir nerozzurro. Está en tus pies entrar también en los anales interistas. Pasar de jugador histórico a leyenda de este maravilloso deporte. Ten en cuenta que el Dios del Fútbol siempre se acabará poniendo de tu parte. Y recuerda una cosa. Jamás te olvidaremos, Samuel. Jamás.

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jueves, 23 de julio de 2009

Galácticos

Por Cristian Naranjo

El fútbol no cierra por vacaciones. En Europa terminan los campeonatos tan pronto como se activa la ruleta de los fichajes. Despachos, restaurantes y mansiones son testigos de excepción de las operaciones más significativas. Este verano se está produciendo un hecho insólito: los reyes de las barajas europeas están cambiando de palo. El Madrid de Florentino abrió la veda contratando en cuestión de días al mejor jugador de la Serie A y al más valioso de la Premier League. A Kaka' y a Cristiano les seguiría Benzema, el delantero con más renombre de la Ligue 1 francesa. Un montante total que roza los 200 millones de euros. Florentino no entiende de contextos económicos. Siempre encuentra resquicios por los que hacer realidad sus ambiciones. Expropiadas tres de las grandes ligas, el siguiente objetivo es el más protegido. Ribéry, tasado por el Bayern en 80 millones, supondría completar un póker de ases inédito en la historia moderna del fútbol. Si bien el constructor ya reunió a Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham, lo consiguió en cuatro estíos y no de una tacada. De momento, desde el Madrid no se ponen de acuerdo respecto a las posibilidades de incorporar a Scarface. Mientras que Valdano aseguró que el francés ya no era asunto del club, Pardeza ha declarado que no está descartado. Diferentes versiones, generadas merced a la duplicidad en el cargo de interlocutor de Florentino. No se adivina diferencia entre las funciones de Valdano, Pardeza y Butragueño, tres viejas glorias reconvertidas a portavoces del mismo faraón.

En medio de la vorágine insostenible en la que había entrado el Madrid, se precisaba un atisbo de cordura. El discurso sensato del que carecieron los responsables de comunicarlo, no llegó hasta la irrupción de Manuel Pellegrini. El chileno, un hombre tan sereno y reflexivo como Valdano, le mostró al Director General sus credenciales de ingeniero. Dijo no a la erradicación holandesa, afirmando tener planes para Sneijder. En el primer amistoso, colocó sin complicarse todas las piezas del ajedrez. Su dibujo, un 4-4-2 casi tan vetusto como el propio fútbol, no es más que el reflejo de su naturalidad. Posesiones largas y no más de tres toques. Así hizo funcionar al Villarreal y así tratará de cambiarle la cara al Madrid. Se modifican los nombres y sus habilidades, pero no el ideario de Pellegrini, inalterable como su gesto. El chileno ha dado luz verde a la incorporación de Granero con la idea de situarlo por la derecha y no en el eje, que a la espera de Xabi Alonso es territorio de Gago y Lass. Más sentido común. Finalmente, al técnico no le altera el sueño la situación de Ribéry. Él conoce la mejor alternativa. Joven, talentoso e infinitamente más barato, Cazorla se presenta como la solución terrenal al deslumbrante extremo francés. Nadie como Pellegrini conoce las prestaciones del asturiano, que añadiría voltios a la banda sin alterar el statu quo del vestuario.

Hasta hace unos días, se daba por hecho que los grandes fichajes mediáticos sólo estaban al alcance de los lingotes de Florentino. Ni el United, ni el Milan, ni el Barcelona, entre otros grandes, parecían dispuestos a poner en riesgo su economía a cambio de una carta, por alta que fuera. Las declaraciones de los responsables invitaban a la austeridad y el transcurso de las jornadas así lo constataba. Joan Laporta criticaba el derroche de Florentino mientras negociaba con el Valencia por Villa. La operación con el asturiano ya se daba por hecha, hasta que de tanto tensar reventó la cuerda. Fue entonces cuando se precipitaron los acontecimientos. Zlatan Ibrahimović, el obelisco deseado por Guardiola para lucir el '9' del Barça, volvió a la primera línea informativa. En una operación arriesgada, el sueco debía acabar en la Ciudad Condal a cambio de 45 millones más el traspaso de Eto'o y la cesión de Hleb. Con el acuerdo entre clubes, Ibrahimović no titubeó y aceptó el traspaso. Sólo quedaba la conformidad de Eto'o. Tras varios días de especulaciones sobre las intenciones del camerunés de torpedear el fichaje, la operación ha cristalizado definitivamente hace unas horas. La afición del Barcelona ya tiene un nuevo tótem al que adorar. Guardiola por fin posee el bastión que anhelaba. Laporta ha conseguido al galáctico que necesitaba para rubricar su mandato y contraatacar ante Florentino. Futbolísticamente, lo que puede aportar Ibrahimović al Barcelona es por todos conocido: tamaño, fuerza, potencia, remates de toda clase y fantasía a puñados. Ciertamente, el Barcelona gana un gran activo deportivo y económico. Adquiere al ariete más completo y resplandeciente del mercado, que a buen seguro hará las delicias de los socios culés. Estamos pues ante un jugador poliédrico, en tanto que su lista de atractivos es variopinta y extensa. Pero no deja de ser finita.

Para bien o para mal, el apellido Ibrahimović, hijo de Ibrahim, estará ligado para siempre al de Eto'o Fils. El camerunés ya forma parte del pasado del Barcelona. Nunca fue un gran ídolo de la afición. No dejó grandes gestos técnicos ni tampoco obras de arte. No tenía sensibilidad en las botas, lo cual lo enemistaba con el balón. No corría de forma natural, sino que sus pies se arqueaban. Sólo tenía una pierna buena y no destacaba por sus disparos de media distancia. Tampoco era infalible ante el portero. Finalmente, no iba bien de cabeza, ni dentro ni fuera del campo. Tenía pues el Barcelona un delantero que acumulaba una extensa lista de defectos. Ocurre que la sociedad en general y el deporte en particular no sólo privilegian al talentoso. Como futbolista, Eto'o sólo tenía tres variables a su favor: velocidad, raza y ambición. Aparentemente, sus virtudes eran escasas. Sólo aparentemente. Mientras que Ibrahimović es un delantero de diseño, que esconde recursos en cada centímetro de su cuerpo, Eto'o no es un futbolista chic. Sin embargo, las virtudes del sueco se acaban. En algún lugar remoto, pero se acaban. Puede que en una final de la Copa de Europa, justo donde empiezan los recursos del camerunés, que con tres activos tiene suficiente. Eto'o, transparente como un riachuelo, no esconde su secreto. Todos los delanteros de primer orden, la mayoría potencialmente mejores que él, revientan porque encuentran su límite. El secreto de Samuel Eto'o es tan simple como único. Su velocidad, su raza y su ambición no conocen fronteras.

Sólo el tiempo dará el resultado fehaciente de la operación. Por lo pronto, el Barcelona firma un delantero de referencia además de un filón mediático ─con todo lo que ello comporta en la actualidad─. No obstante, invierte 45 millones y pierde a un delantero de incalculable valor. Algunos goles de Eto'o, indelebles en la retina de los hinchas azulgranas, han pasado a la posteridad. No hay dinero que pague maniobras como la de Eto'o en Roma. Esos tiempos en los que el Barcelona y Eto'o, juntos, fueron los mejores, ya no volverán. Así lo ha decidido Guardiola. Así lo ha querido el Barça y gran parte de la masa social. Su carácter ganador ya forma parte de otro vestuario. Que nadie dude del peligro que adquiere el Inter ahora. Con Mourinho en la banda y Eto'o en el campo, todo es posible. Incluida la Champions. Que sea el tiempo quien dé y quite razones.

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martes, 21 de julio de 2009

Benzema se estrena; una generación se pierde

Por Cristian Naranjo

Florentino Pérez ya no puede evitar que la sonrisa le inunde el rostro. Su segundo proyecto, si cabe más galáctico que el anterior, ha echado a andar. Frente al campeón irlandés y ante 10.000 espectadores, Cristiano Ronaldo y Benzema oficiaron la presentación del Real Madrid 2009-10. A la espera de Kaka', aún de vacaciones, el portugués y el francés acapararon todas las miradas. Si bien los partidos de pretemporada no son más que meros entrenamientos con un rival enfrente, sí permiten adivinar conceptos que se repetirán en el futuro. Queda claro que el sistema de Pellegrini es un 4-4-2 que puede convertirse en un 4-3-3. Todo depende del once inicial. Es evidente que Guti no puede ejercer de extremo como Robben, ni tampoco Sneijder como doble pivote. Da la sensación de que serán habituales los cambios en el esquema en función de los protagonistas.

Del primer tiempo, donde actuaron la mayoría de previsibles titulares a excepción de Benzema, destacó la posesión estéril del Madrid, falto de un jugador pequeño, talentoso y vertical. Véase Iniesta. Véase Cesc. Xabi Alonso mejoraría a Gago, pero no le añadiría profundidad. El argentino es un jugador infravalorado. Siempre se ofrece para iniciar la jugada y acostumbra a saber qué hacer con el balón, ya sea tocar en corto o en oblicuo. Evidentemente, acusa el ritmo cansino heredado de la liga argentina. Ahí es donde Xabi Alonso sí marcaría la diferencia: en velocidad de circulación. Sin embargo, el fichaje del guipuzcoano no ayudaría a abrir pasillos interiores. El desequilibrio recaerá con toda seguridad sobre los hombres de banda, que serán Cristiano y Robben a la espera de lo que ocurra con Ribéry. El portugués no ha enseñado nada positivo. Frente a una defensa numantina, se ha mostrado impotente. En España, se encontrará con muchos campos así: estrechos y plagados de minas. De momento está lejos de su mejor estado de forma, cuando su efervescencia se convierte en peligro.

En punta, Pellegrini ha optado por los galones en detrimento de Benzema. Raúl, un año más, sigue aferrado al trono sin noticias de querer abdicar. Su fe es indestructible y su esfuerzo encomiable, pero su hora ha llegado. Va a tener por delante a Kaka', Benzema e Higuaín, más jóvenes y con más vigor, pero no se prevé una rendición. Seguirá peleando hasta sumergido en formol. De momento, por más que arrugue el gesto al correr, sigue generando respeto a su alrededor. Decenas de jugadores y un ramillete de entrenadores han ido desapareciendo. Él ha permanecido, como la palabra escrita. Pegado al gran capitán, absorbiendo sus enseñanzas, ha comparecido Higuaín. El argentino posee todas las virtudes necesarias para jubilar al '7', pero carece de purpurina. La llegada de Benzema, más mediático, le cierra las puertas de la titularidad.

Otro que no tendrá sitio en el once será Guti, un fino especialista en el último pase. Todo el crédito que ha recibido Raúl le ha faltado siempre al '14', taponado todas las temporadas por grandes fichajes. Antaño fue Zidane. Ahora es Kaka'. Esta noche ha actuado de interior izquierdo, ayudando en la fase de creación. Pellegrini, como casi todos los anteriores, le busca acomodo en posiciones que no le pertenecen. Nadie acierta a colocarle en su posición natural, unos metros por detrás de los puntas, trazando líneas mortales.

Con empate a nada en el marcador, el segundo tiempo sirvió para comprobar las aptitudes de Benzema. El joven francés avaló su fichaje en 45 minutos, con tres ocasiones claras y un gol. El juego del lionés está repleto de matices interesantes que remiten a su gran ídolo: el viejo Ronaldo. Potencia de arranque, calidad en el control y cañones en lugar de botas. Esas son las características de Karim Benzema, un delantero imponente a sus 21 años.

Además del estreno goleador de uno de los nuevos galácticos, la segunda mitad permitió analizar el juego de varios futbolistas en entredicho, caso de Drenthe, Sneijder y Van der Vaart. Como ocurre con Huntelaar y Robben, el núcleo de holandeses formado por Mijatovic está bajo sospecha. Por el momento, Pellegrini parece contar con Sneijder y Robben. Al primero lo quiere para nutrir el centro del campo, mientras que al extremo lo necesita para ocupar el flanco izquierdo, deshabitado sin la presencia de Ribéry. A Drenthe, en cambio, lo ve como una alternativa para el lateral. Por su parte, Van der Vaart ha jugado de falso extremo, siendo el mejor con Benzema. Sorprende la intención del club de desprenderse de gran parte del clan naranja. Se intuye como una pretensión de arrasar con el legado de Calderón. En caso de deberse a razones estrictamente deportivas, no es comprensible la necesidad de desprenderse de un jugador como Huntelaar, un delantero preparado para ejercer de sicario a sueldo. Otros que parecen sentenciados son Drenthe y Van der Vaart, dos futbolistas totalmente válidos para rellenar el centro del campo. El ex-director de orquesta del Ajax le vendría de perlas a cualquier equipo consagrado, como puede ser el Barcelona de Guardiola. Asimismo, Van der Vaart sería la estrella indiscutible de cualquier conjunto de clase media. Su juego, como el del resto de holandeses, ha sido víctima de la inestabilidad del Madrid. A Drenthe, se le tiene en la capital por un negado del fútbol. Sin embargo, nadie le ha visto colocado en su posición natural ─interior zurdo─, en un equipo hecho. Se equivoca el Madrid dándole salida de apestados a los oranje. Gente como Salgado, Marcelo, Torres o Javi García sí que apesta de verdad.

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viernes, 17 de julio de 2009

El fútbol esperará a De la Red

Por Cristian Naranjo

En ocasiones, la vida nos echa un pulso. Nos reta con un giro inesperado que frena en seco la progresión de nuestro proyecto vital. La pérdida de un ser querido, un desamor o la detección de una enfermedad grave son algunos de los contratiempos más habituales. El mundo del deporte no es ajeno a los desajustes físicos y emocionales. Sería imposible cuantificar cuántos deportistas de elite han visto mermado su rendimiento por culpa de sufrir un revés. Con suerte, muchos consiguen escapar de la telaraña que tejen, a medias, mente y cuerpo. Otros, en cambio, quedan lastrados hasta el final de su carrera. Lance Armstrong forma parte del primer grupo. Antes de sufrir el cáncer testicular era un ciclista de perfil bajo, carne de pelotón, que en todo caso destacaba por ser un especialista de clásicas. Ni el más optimista podría haberle augurado lo que estaba por venir. No sólo se recuperó, sino que volvió y ganó siete Tours con una superioridad aplastante. Todos consecutivos; un hito en la historia del ciclismo. Con 33 años, se retiró en lo más alto de su carrera. Ahora, con 37, ha vuelto. Como ya hiciera Michael Jordan, regresa para demostrarse a sí mismo que su mejor etapa aún está por llegar.

Por desgracia, al futbolista Rubén de la Red hay que incluirlo en el segundo grupo. En 2008, tras completar con el Getafe una temporada inmejorable, en la que disputó 49 partidos al máximo nivel, Luis Aragonés le convocó para la Eurocopa de Austria y Suiza. Aunque apenas tuvo minutos, Pumuky formó parte de la generación que hizo historia. Sus acreditadas virtudes de mediocentro le llevaron de vuelta a su club de origen. De hecho, la temporada 2008-09 debía ser la de su consagración en Madrid. Alto y técnicamente muy bien dotado, el juego de De la Red es precioso para un equipo que aspire a llegar al gol de forma limpia y constante, pero sin descuidar el equilibrio. Por eso destaca justamente el mostoleño, por ser un jugador tan equilibrado como los alimentos integrales.

A finales de octubre de 2008, cuando comenzaba a carburar su motor diesel, sufrió un síncope por esfuerzo que le hizo desplomarse. Las imágenes del futbolista desvanecido en el césped remitieron a otros casos de funesto desenlace. Foé, Feher, Antonio Puerta… Por suerte, De la Red volvió en sí e inició su proceso de diagnóstico. Hasta hoy, se le han realizado decenas de pruebas, entre ellas una biopsia que se complicó. No se ha podido esclarecer el origen de su cardiopatía, por lo que el Madrid se ve obligado a no inscribirle para la próxima temporada. A De la Red, ha sido el destino y la genética los que le han jugado una mala pasada. A sus 24 años, y con el Madrid buscando creador desesperadamente, tenía ante sí una buena oportunidad de consolidarse. Ahora, el mediocentro del Madrid es Gago, a la espera de poder firmar a Xabi Alonso. A cualquiera de ellos podría sustituir Pumuky sin demasiados problemas. No en vano domina el arte de sacar al equipo de la caverna, además de conocer los secretos del pase largo y la anticipación por arriba. Se le auguraba un recorrido tan largo como una década. Estaba llamado a ser la versión madrileña de Guardiola, Xavi, Cesc y compañía. Con un factor añadido: el cañón de su pierna buena.

De momento, a De la Red no le queda más opción que esperar una nueva oportunidad. Las pérdidas se asimilan, los amores se renuevan y las enfermedades se superan. Se trata de seguir corriendo, sin caer en el desaliento. Posiblemente, Pumuky, un tipo de rictus optimista, jamás perderá la fe como no la perdió Armstrong. Algún día, los médicos adivinarán el defecto de su corazón. Será entonces cuando el fútbol saldará su deuda con él. No ganará siete Tours, pero se meterá a 80.000 personas en el bolsillo. Alguien recibirá el balón y lo mandará con elegancia al extremo opuesto. Todos sabrán que es él, que ha vuelto: Rubén de la Red.

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He aquí la cuestión

Por Albert Valor


De haberlo pensado durante horas, nunca se nos hubiera ocurrido tal carambola. El sabor a hiel del retorno de tierras ucranianas tras la segunda negativa de Chygrynskiy se tornó meloso en unas horas. Para ello, bastó una escala en Milán. Ibrahimović jugará en el Barça a partir de los próximos días. A cambio, unos 45 millones, Eto’o envuelto con un lazo y la cesión de Hleb.

Jugada maestra, pensarán algunos. Entre ellos, Pep Guardiola. Para el de Santpedor, el sueño de una noche de verano. Se lleva al delantero que anhelaba desde los primeros días del estío y, de paso, se libra de verse las caras con el camerunés.

Por primera vez en muchos años, la secretaría técnica del Barcelona toma la sartén por el mango. Primero, se advirtió a Manuel Llorente, se pisó el ego de Lendoiro y se desvaneció la ilusión de Filipe Luís. Don Augusto, ante la tentativa de vender paletilla a precio de cinco jotas, se queda ahora a un jugador descontento. Pero la adquisición de Maxwell no fue sólo un farol intimidatorio. Llorente podrá seguir ahora mimando al Guaje, y explicarle de paso por qué se quedará un tiempo más a orillas del Turia. El asturiano ya no deberá plantearse si merece la pena perder dinero para recalar en el Camp Nou. El Barça ya tiene a su delantero.

Jugada maestra, pensarán algunos. No exactamente. Tras menospreciar hasta la saciedad al delantero que más gloria le ha reportado en su historia, el Barcelona tenía ya poco margen de maniobra. Todo tipo de improperios se han lanzado sobre el camerunés hasta el día de hoy. Eso, unido a la mala gestión del club para darle una salida, ha llevado al Barça a pinchar unos cuantos huesos. O Eto’o se quedaba cual bomba de relojería o se le regalaba al primero que pasara. Teniendo en cuenta que la opción del '8' interista se tanteó a principios de junio, ese plan no se vislumbraba ya ni en el horizonte. Pero al final, el roto ha encontrado su remiendo. Mucho dinero, sí. Un ligero cálculo mental nos da un montante de no menos de 60 millones. 40 en efectivo y los 20 que pueda costar un infravaloradísimo Eto'o. Juzguen ustedes mismos el precio de la cesión de Hleb.

La operación pretende ser el ungüento perfecto para el sarpullido que ya le salía a muchos culés viendo como se prescindía gratuitamente del mejor goleador del último lustro. Además, Hleb se marcha un año. Más pomada para los detractores del bielorruso. Veremos si se reivindica o acaba de retocar su nicho.

Llega Zlatan Ibrahimović. El perfil que pedía el técnico. Si se prescindía del africano, poco variaba en lo deportivo la entrada en escena de Villa. Teniendo a un delantero veloz, de raza y goleador como el que más, ¿realmente valía la pena regalarlo? ¿Sería de recibo pagar luego 50 millones por un –magnífico- futbolista con unos gramos más de técnica y un océano menos de visceralidad?

Con la llegada del sueco, se cierra un abanico y se abre otra retahíla. Se pierde fiereza pero se gana técnica. Los centros de Alves serán mejor aprovechados, aunque costará más ver punterazos gloriosos. Los recursos de barrio serán sustituidos por las jugadas de Play Station. A fin de cuentas, el instinto dará paso a la fantasía con todo lo que ello conlleva.

Zlatan y Samuel. Eto’o e Ibrahimović. A buen seguro seguirán repartiendo polémica allá adonde van, ahora con las chaquetas cambiadas. De momento, demos la bienvenida a la Liga a otra pieza del museo futbolístico. Al camerunés, démosle mil gracias. El barcelonismo jamás podrá olvidarlo.

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miércoles, 15 de julio de 2009

'Monsieur' Henry y el rompecabezas imposible

Por Cristian Naranjo

Pasan los días y el Barcelona sigue instalado en una coyuntura delicada. Los fichajes no cuajan y los transferibles se aferran a la plantilla como a una tabla de salvación. Ni tan siquiera fructifica la contratación de Filipe Luís, destinado a ocupar la plaza liberada por Sylvinho. El joven brasileño arde en deseos de ser azulgrana y así se lo ha manifestado a Lendoiro, que de momento no desenrosca la tuerca. Hay un abismo entre los 9 millones que ofrece el Barça y los 14 que demanda el Deportivo. Tremendo negocio al que aspira Lendoiro: multiplicar por siete lo que le costó el jugador hace un año. No presenta buen aspecto la situación para el Barcelona, al que los clubes vendedores siempre esperan con las hachas en alto. Si la operación del lateral está complicada, no menos espinosa es la aspiración de fichar un central. Chygrynskiy y Bruno Alves, los deseados, no supondrían un desembolso menor de 25 millones. Una aberración teniendo en cuenta por cuánto se contrató a Cáceres y a Piqué. El primero llegó mediante el pago de la cláusula de rescisión. Apenas ha participado. Por contra, el catalán aterrizó sin hacer ruido por seis millones y se ha erigido como un estandarte inamovible. Por delante de los centrales hay otro hueco vacante. Mascherano es el mediocentro defensivo escogido por Guardiola y Beguiristain. En este caso, el muro a saltar va más allá de lo monetario. Mientras que Benítez sí accedería a traspasar a Xabi Alonso, ni se plantea desprenderse del ancla de su navío. Todo son complicaciones para un Barcelona que aspira al caviar beluga a precio de sucedáneo.

Al seguir avanzando por el esquema de Guardiola se llega a una posición clave. Xavi e Iniesta, los dos relojeros, regentan casi en exclusiva los interiores. Sergio Busquets no desmerece con el balón en los pies, pero su perfil responde al de un retén defensivo. Keïta es la otra alternativa, mucho más intermitente y oscura, como las luces de socorro. Así las cosas, no es de extrañar que el Barcelona dirija sus miras hacia Cesc Fàbregas. El capitán del Arsenal encajaría como un guante en el sistema de Guardiola. Su fichaje aseguraría la posesión total y permitiría a Iniesta actuar de falso extremo zurdo. El impedimento es una vez más el precio. Santo y seña de su equipo e imprescindible para Wenger, su mentor, Fàbregas sólo podría abandonar Inglaterra por una cifra cercana a los 50 millones. Muchos euros para unos bolsillos en crisis. Ya en la delantera, el mismo dinero que aleja al Barça del resto de sus pretendidos es el que sitúa a Ribéry a años luz de su alcance. 80 millones sólo son accesibles para un jeque, un magnate o un megalómano como Florentino. La misma regla es aplicable al traspaso de Villa. 50 millones es una cifra hinchada con mancha, inabordable con cinturones estrechos. Más mundanos son los 36 que marca la cláusula de Forlán, un producto en exposición, preparado para ser empaquetado y llevado a domicilio. En este caso, el problema no es el dinero sino las buenas relaciones entre Barça y Atlético, que se verían truncadas si el uruguayo acabara en el Camp Nou. Las opciones para ocupar la punta de flecha acaban ahí. Benzema terminó en Madrid por un precio ajustado e Ibrahimović fue sólo fruto de una ilusión. Otros nombres, como Luis Fabiano o Güiza, no figuran entre los preferidos por la secretaría técnica.

El atasco en el que se encuentra el Barcelona es por tanto notable. Las semanas pasan y los precios no descienden. Los refuerzos no llegan y la afición se impacienta. Urgen medidas imaginativas, así como establecer un orden de prioridades. El fichaje de un lateral es ciertamente más necesario que el de un central. Entre otras cosas, porque Filipe Luís relegará al banquillo a Abidal. El mismo mecanismo es válido para la pradera. Mascherano es un muro de cemento armado, pero Cesc le añadiría más registros melódicos al equipo, al tiempo que generaría la ilusión propia de los mediáticos. Y arriba, el mismo sistema de selección natural. Con Ribéry imposible, no tiene sentido rastrear el mercado en busca de substitutos. Ninguno estaría a su nivel, por más que Arshavin y Cazorla pudieran rellenar el flanco con garantías. El resto de nombres, sobre los que se ha especulado más, son de risa. El último en sonar con fuerza ha sido Mata. Un buen jugador sin más, que sin ser extremo destaca por ser cumplidor y tener gol. Lo mismo que ha acreditado Henry. El francés lleva dos temporadas exiliado en la banda, demostrando ser útil fuera de su área de influencia. Aún así, se busca substituto con intensidad para las dos demarcaciones que ocupa. Con Eto'o echado a los pies de los caballos y con Villa muy lejos, la hora de Henry como '9' puede haber llegado. Con un simple giro de 90 grados, Tití podría verse como inquilino del vértice. Sólo sería necesario un fichaje: un centrocampista o un extremo. Cualquiera de las dos opciones desplazaría a Henry de forma natural. La primera llevaría a Iniesta a la banda y a Tití al centro, mientras que la segunda supondría mover al delantero francés para dar entrada al extremo. Parece más viable la primera opción, dado que Fàbregas no oculta sus deseos azulgranas. En cualquier caso, es demostrable que el Barcelona no requiere seis refuerzos exógenos: un lateral, un centrocampista y un extremo deberían ser suficientes. Filipe Luís, Fàbregas y quién sabe si Ribéry, más canteranos como Thiago Alcántara devolverían al Barcelona a su posición de poder. No tiene sentido temer por el '9'. La punta puede quedar en manos de Henry, un aristócrata del gol.
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martes, 14 de julio de 2009

Delanteros de los de siempre

Por Albert Valor

Ruud Van Nistelrooy ya es un gato viejo. Uno de esos delanteros que ha sido dado por muerto ya unas cuantas veces, las mismas que ha salido a flote. Su primer ‘entierro’ llegó relativamente pronto en su carrera, cuando una grave lesión de rodilla –año 2000- frenó en seco su fichaje por el Manchester United. Jugaba entonces en el PSV Eindhoven, y su trayectoria nos recordaba la facilidad que la factoría del Phillips Stadium tiene para dar ‘killers’ al fútbol europeo. Los más conocidos son Romario o Ronaldo, pero otros como el belga Luc Nilis –al que una grave lesión le apartó de la elite- también se dieron a conocer en el cuadro rojiblanco.

Lo dicho. La lesión podía dar al traste con el futuro de Ruud. Pero nada más lejos de la realidad. Tras unos meses en el dique seco, la vuelta a los terrenos de juego unas semanas antes de que finalizase el curso, sirvieron para comprobar que, como poco, Van Nistelrooy seguía teniendo las mismas cualidades. Así, en verano de 2001, se oficializó su fichaje por los ‘red devils’. Y allí fue donde se consagró.

En los vídeos que llegaban a España, Ruud empezó a mostrarnos su perfil. Era ese típico delantero agrio –no por su estilo sino por su rudeza, por la fatalidad para el rival que tenían sus remates-. Balón que tocaba, balón con marchamo de gol. Y claro, ahí fue donde asociamos su figura con la del típico asesino de área. Esos a los que no se ve en todo el partido pero que la tocan y la mandan para adentro. La imagen de otros como Torpedo Müller, Gary Lineker, Alan Shearer, Hernán Crespo o Gabriel Batistuta se nos venía a la cabeza.

En Old Trafford se hizo un nombre e incluso consiguió batir algún récord –además de superar a otros cañoneros como Thierry Henry en la tabla de goleadores, en su primer año logró ser el debutante en conseguir un mayor número de goles, cifra que Fernando Torres superó en su bautismo en las Islas-. Siempre anotaba, siempre perforaba las redes allá donde fuera. Su especialidad, además, era marcarlos a pares. Pero, como muchos otros, fue a toparse con Sir Alex Ferguson. La 2005-06 fue su última temporada en el United. Al verlo relegado al banquillo durante el último tercio del curso, pensamos que Van Nistelrooy ya se había acabado. Almenos así nos lo hizo creer el escocés. Ese verano salió de la Premier por la puerta de atrás. La irrisoria cifra de 15 millones de € tuvo la culpa.

Su destino, el Real Madrid de Ramón Calderón y Pedja Mijatovic, que se disponían a reconstruir la nave madridista tras el hundimiento del primer Florentinato. Van Gol vino, claro está, a petición de Fabio Capello, que en su instinto básico de ir siempre a contracorriente, apostó por un delantero por el que nadie daba ya un duro. Su treintena de años y sus últimos meses chupando banquillo así lo atestiguaban.

Pero no hay ciencia más incierta ni que vaya más en contra de la lógica que el fútbol. Aunque también habría que preguntarse cuanto componente de lógica había en dar a Van Nistelrooy por acabado. Así pues, el balón empezó a rodar. El Real Madrid andaba al tran-tran, y su delantero centro no se salía, pero cumplía. Se daba más importancia entonces al resurgir de Raúl, que tras su ostracismo en la etapa final de los galácticos volvía a golear.

Pero si en la primera vuelta el ‘killer’ holandés no enamoró, en la segunda encandiló a propios y ajenos. Su primer recital lo dio en aquel archiconocido Barça-Madrid que acabó 3-3. Todo el mundo habla del hat-trick de Leo Messi, pero pocos se acuerdan de que, en diez minutos, Van The Man anotó dos goles y propició la expulsión de Oleguer. Los blancos salieron del Camp Nou a cinco puntos del líder. Poco a poco, el Madrid empezó su resurgir con remontadas memorables que le acabaron aupando como campeón de aquella liga. Si Van Nistelrooy acabó la primera vuelta con no más de 10 goles en su casillero, acabó el torneo con 25, ocho de ellos conseguidos en las últimas cinco jornadas. Colosal. Fue pichichi.

Pues no, no estaba acabado. Pero es que además, durante ese año y el siguiente, nos demostró que el gol no era su única virtud. Caía a bandas con mucha frecuencia –y con mucho rendimiento-, iniciaba contragolpes que daban fe de su velocidad y potencia, centraba más que aceptablemente y poseía un gran nivel de toque y remate con ambas piernas. Y, evidentemente, lo que ya conocíamos de él, su potencial en el juego aéreo. No es que Van Nistelrooy no hubiera mostrado en otras ligas su potencial. El problema es otro. Si, como en la actualidad, Teledeporte ya hubiera retransmitido la Premier al gran público –no sólo a los privilegiados que ya contaban con Canal + Fútbol-, quizá muchos hubieran descubierto que las cualidades del holandés no desaparecían con el balón en las mallas.

Durante ese par de temporadas, él, Raúl, Higuaín y Casillas, sostuvieron al Real Madrid. Se podría catalogar de atrevida esta afirmación dado que los merengues fueron campeones de liga en ambos cursos, pero en realidad fue así.

Este último año, Van Nistelrooy también lo empezó goleando. Pero una desgraciada lesión le apartó de los estadios antes de Navidad. Su baja y la de Mahmadou Diarra dejaron cojo al Madrid en dos zonas muy sensibles, la medular y el área rival. Suerte tuvieron los blancos de tapar sus ausencias con dos hombres de ciertas garantías como son Lass y Huntelaar. La temporada acabó con mucha más pena que otra cosa. Y ahora ha llegado Florentino para sembrar de ilusión los albores de la temporada en Concha Espina.

CR9, Kaká o Benzema son los nuevos galácticos. Van Nistelrooy está de momento en la lista de transferibles. De todos modos, ya ha declarado que no se rendirá. No es para menos. En el último lustro, pocos habrá con mayor media de goles por remate realizado. Huntelaar, otro cazagoles, también está en la puerta de salida. Lo de los galácticos está muy bien, pero bien haría Florentino en tener en cuenta a los delanteros tulipanes. Van Gol y El cazador son delanteros de los que te aseguran goles. Delanteros de los de siempre.

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sábado, 11 de julio de 2009

El legado de Eto'o vale un imperio

Por Cristian Naranjo

El romance de amor-odio entre el Barcelona y Samuel Eto'o está cerca de consumirse. Tras dos veranos intentando romper, la convivencia de la pareja es insostenible. El club tenía la voluntad de traspasarlo hace un año. Así lo expresó Guardiola. Finalmente, el camerunés decidió quedarse y se reivindicó con la mejor temporada de su vida: 36 goles en 50 partidos. Le faltó un ápice para alcanzar el Pichichi y marcó el gol decisivo en la final de la Liga de Campeones. Tras cinco cursos de azulgrana, pocos pueden negar la categoría de Eto'o a juzgar por sus estadísticas: tres Ligas, dos Champions y 130 goles. Se trata del mejor artillero de la era moderna del Barcelona, además del extranjero más productivo en la historia del club después de Kubala. Ni Cruyff, ni Rivaldo, ni Ronaldinho, otros tres foráneos de larga trayectoria en el equipo azulgrana, fueron tan rentables como él. Ni tan determinantes. Nadie podrá robarle al africano el orgullo de haber sido decisivo en dos finales de la Liga de Campeones.

Al hablar de Eto'o hay que hacerlo en términos absolutos. Su rendimiento no es cuestionable. Llegó al Barcelona en 2004 procedente del Mallorca como una debilidad personal del presidente. El traspaso se cerró en 25 millones y fueron muchos los que lo criticaron. También hubo quien no dudó sobre su valía y ganó alguna apuesta por ello. Tras un lustro marcando goles a dentelladas y a sus 28 años ya no tiene sitio en el último tercio del Camp Nou. Si bien el Barcelona es un equipo especializado en hacer salir a sus estrellas por la puerta de emergencia, ningún futbolista merecería un mejor trato que Eto'o, que se ha rasgado su piel de pantera en cada partido. No será así. El camerunés tendrá que salir huyendo, como los ladrones de tres al cuarto. Será tan lamentable como la propia operación, que supondrá perder a un delantero franquicia por un máximo de 20 millones. Su sustituto, ya sea Villa o Forlán, no costará menos de 36. Un negocio ruinoso, que denota una patología extraña.

Ante la repudia de todos los estandartes del club, incluido Guardiola, Eto'o se ha visto forzado a dejarse llevar por la corriente. Las mentiras de toda índole que se han vertido sobre su persona le han hecho estallar de ira. Laporta, Beguiristain y Guardiola han faltado a la verdad y le han engañado a él personalmente. Así las cosas, su destino está en Manchester o en Milán. El africano, que mantiene intacto su instinto de chacal, se merece ser recibido en un grande con los mismos honores que se le niegan aquí. Sería entristecedor que acabara en el City, sin posibilidades de despedazar defensas en Europa. Son un bien escaso los delanteros de pura raza como Eto'o. Veloz como un gamo, generoso en el esfuerzo y adiestrado para el gol. Esas son sus virtudes. Su abanico de recursos no es por tanto demasiado amplio. Aún así es mejor que cualquiera, se llame Ibrahimović, Villa, Forlán o Benzema. Eto'o tiene un valor añadido que le distingue por encima del resto: siempre acude al rescate de su equipo. Jamás se esconde, acreditando pertenecer a la familia de animales salvajes, indomables por definición. Tiene la etiqueta de conflictivo, pero curiosamente no ha descuidado un entreno ni se ha ahogado en combinados. Tampoco se conoce ningún altercado con miembros de la plantilla ni del cuerpo técnico. Al contrario, todos han cantado las excelencias de su profesionalidad. En esas condiciones, su marcha nunca será comprensible. El mejor delantero del último quinquenio no puede sobrar jamás. Pero ahora ya nada evitará su marcha. Dado que el Barça lo ningunea con cartas marcadas, él decide abandonar la timba. Su camino debe apuntar hacia el United o el Milan, clubes a la altura de su grandeza. Vaya donde vaya, Eto'o lleva consigo un zurrón repleto de goles. Sería emocionante contemplar los partidos del Manchester, con los díscolos Rooney y Eto'o en vanguardia. En el caso del Milan, supondría una ironía del destino acabar allí, junto a Ronaldinho, con el que supuestamente no existe conexión alguna. Supuestamente. Lo que trasciende no siempre se ajusta a la realidad. Que nadie dude de que el felino y el Gaúcho podrían convivir de nuevo sin problema alguno. No será difícil que el camerunés marque a pase del brasileño, como en los viejos tiempos, cuando juntos fueron los mejores. Pase lo que pase, Eto'o se ha ganado a pulso veinte metros de la hierba del Camp Nou. Ya nadie los recorrerá como él, y será entonces cuando Guardiola llore su error. Para cuando eso ocurra, Eto'o ya estará a miles de kilómetros de aquí, dejándose el alma por otros colores. En el fútbol, como en la vida, suele ser tarde cuando se acude a restañar un error. De nada sirve lamentarse por lo que pudo ser y no fue. Eto'o, que es un loco maravilloso, encontrará un equipo que entienda su genialidad. Entonces, entonará los versos del maestro Sabina: “este pez ya no muere por tu boca / este loco se va con otra loca / estos ojos no lloran más por ti”. Así será porque el Dios de Eto'o sabe, como sus incondicionales, que se lo merece todo.

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jueves, 9 de julio de 2009

El viejo Ronaldo; el Ronaldo de siempre

Por Cristian Naranjo

Aún resuenan los ecos de la fastuosa presentación de Cristiano Ronaldo. El acto, opulento hasta el ridículo, significó el aterrizaje en la Liga del nuevo primer espada de los galácticos. Uno de los símbolos más interesantes que se dio a conocer fue la elástica. En España, como en la Premier, Cristiano será simplemente Ronaldo. El detalle sería poco menos que anecdótico de no ser por el dorsal escogido finalmente por el portugués. El 9, asociado a la inscripción 'Ronaldo', pertenecía hasta el lunes en exclusiva a un futbolista de otra generación. Brasileño, delantero centro y dotado con el gen del gol. Ganó todos los premios individuales y colectivos ─incluido el Mundial─ a excepción de la Liga de Campeones. Su explosión como futbolista se produjo en el Barça, donde posiblemente firmó la mejor temporada de un jugador en la historia del club. Por entonces tenía más gol que nadie, más velocidad que nadie y más calidad que nadie. Él sólo llevaba la cadena de montaje hacia la portería. Daba igual donde agarrara la bola: el centro del campo no se le presentaba como un abismo. No en vano era potente como un bisonte y avispado como un gato. Efectivamente, se trataba de un espécimen único. Valdano le definió acertadamente como una manada. Su físico era el de un velocista: músculo y fibra a partes iguales. Tenía pinceladas del buen Ronaldinho, pero con menos fantasía y más contundencia. Dejó goles de filmoteca. Nadie olvidará su cabalgada en solitario hacia el marco del Compostela, pero no fue su mejor gol. Contra el Valencia y la Real Sociedad en el Camp Nou se confirmó como un prodigio racial. Era tan brutal, que nadie dudaba que se convertiría en el quinto grande: Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona y Ronaldo. Esa debía ser la relación. Tras agujerear defensas a puñados sólo con su potencia y su sentido del gol, el poder del dinero le llevó al Inter de Milán. A partir de ahí, nada sería igual. Ya convertido en multinacional, los defensas italianos masacraron su juego y una repetida lesión de rodilla lastró su carrera para siempre. Con todo, ganó una UEFA con un gol inolvidable en la final. No regateó al portero; lo quitó directamente. La acción fue estética y mortífera como el beso de una cobra.

Cuando llegó a Madrid ya no era el mismo. Su constitución física había cambiado, hasta el punto que pasó de tener un cuerpo atlético a ganarse con el tiempo el apelativo de gordito. Había perdido por tanto potencia y velocidad, pero le quedaba lo principal: cientos de balas en la cartuchera. Marcó infinidad de goles con suma facilidad y firmó una noche memorable de Champions en Old Trafford, de donde salió ovacionado. Fue ganando kilos y perdiendo capacidad de intimidación, hasta que fue traspasado al Milan en 2007. Tras una temporada decepcionante en San Siro, todos le daban por retirado. De hecho, se había lesionado gravemente y ya no era hábil para el fútbol al más alto nivel. Sólo le restaba una opción; volver al origen: Brasil. Fichó por el Corinthians alimentando su fama de traidor, pero todo fuera por recuperarse física y anímicamente. Unos meses después, Ronaldo parece otro. Continúa con los abdominales tapados, pero ha recuperado velocidad y alegría. Marca goles de bandera e incluso gana títulos siendo determinante. Anoche firmó un hat-trick como los de antes, con exhibición de velocidad, habilidad en el área y potencia de disparo incluidas. Después de todo, sigue siendo una bestia.

Contra el recuerdo de esa maravilla del fútbol tendrá que batallar Cristiano. Tiene a su favor la edad y las condiciones físicas. Técnicamente, tiene que aprender mucho del Ronaldo de siempre, cuyas acciones destacan por ser nocivas para los rivales. Cada bicicleta y cada recorte deben tener un sentido. Sin ser un goleador, Cristiano conseguirá tantos a granel, pero debe detectar que hace más daño solapado en la banda que en el centro. De momento ya ha manifestado que se siente más cómodo sobre la línea de cal, lo cual representa una declaración de intenciones. Todo dependerá de Pellegrini, un hombre reflexivo que a buen seguro sabrá exprimir las virtudes del portugués. La comparación del viejo Ronaldo con el nuevo está servida desde que Cristiano decidió ser CR9. Los dos han triunfado de jóvenes y han contado con un físico privilegiado además de haber ganado el Balón de Oro. Ambos tienen la potencia y la velocidad como sus mejores virtudes. Si Cristiano tiene gol, Ronaldo tiene más. En técnica pura, quizá gana el portugués, que lo tiene todo para marcar una época. De hecho su objetivo es ser el mejor jugador de siempre, por delante de los cuatro grandes. Es una aspiración casi imposible, pero que demuestra ambición. Le queda mucho por enseñar. Su primer referente no debe ser otro que el viejo Ronaldo, el Ronaldo de siempre.
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Nubes y claros del presidente

Por Cristian Naranjo

En un ambiente de ruido y nerviosismo como el que se ha instalado en el entorno barcelonista, las apariciones de Laporta no ayudan en nada. Más bien avivan el fuego de la impaciencia. Referirse permanentemente al eterno rival denota un complejo de inferioridad acuciante. Es cierto que los fichajes de Florentino han elevado el precio de mercado, pero no es necesario remarcarlo a la que se cruza una alcachofa. Laporta lo ha hecho, criticando así la política madridista con múltiples discursos que siempre transmiten lo mismo: enojo y cierta envidia por las operaciones del Madrid. Y es que el presidente del Barça siempre se ha caracterizado por su capacidad de hacer subir el pan. Su egocentrismo, soberbia e inestabilidad emocional le juegan a menudo malas pasadas. Para remediarlo intenta medirse o aplicarse la ley del silencio, pero el Laporta original siempre vuelve para dinamitar el statu quo. Nadie olvida el lastimoso episodio del aeropuerto ni la comparecencia airada ante los socios compromisarios, sucesos que constatan su facilidad para perder los estribos, así como su carácter cambiante. Las últimas informaciones apuntan a un divorcio total entre Laporta y Pep Guardiola debido a las diferencias de concepción del modelo de club. Los fichajes no cristalizan y las bajas no se producen, comenzando por Eto'o. El camerunés no se decide a aceptar las ofertas que llegan desde Manchester y la situación se enquista por momentos. La confesión de Laporta, en la que reconoce que el delantero no se pone al teléfono, es propia de los programas radiofónicos nocturnos, donde se relatan las miserias. Sintomáticamente, los momentos más brillantes del primer equipo suelen coincidir con el mutis del presidente. Ya ocurría con Núñez y Gaspart, y quién sabe si será un mal endémico. No hay mejor muestra que la última temporada, donde el Barcelona funcionó como un reloj suizo de la mano de Guardiola y con Laporta escondido.

No sólo al presidente le pierden los micrófonos. Hablar del Barcelona supone hablar de Cruyff, cuyo retiro para jugar a golf y promocionar su marca deportiva no es tal. El holandés siempre ha jugado un papel importante en el club, cobijado en la sombra y apareciendo en un momento dado ─nunca mejor dicho─. Su estrecho vínculo con Laporta ha propiciado que oficiosamente sea el asesor del presidente, algo así como Zidane para Florentino. Parece ser que Cruyff bendijo a Rijkaard y Guardiola. De hecho, desde su artículo semanal en El Periódico marca las directrices a seguir por el club. Su última intervención no tuvo desperdicio. Aseguró taxativamente que lo mejor es traspasar a Eto'o, que los fichajes del Madrid servirán para incentivar al Barça y que el dispendio económico de Florentino es posible gracias a la candidatura olímpica de Madrid 2016. Una reflexión de lo más interesante y clarificadora. Entre cientos de tópicos balbuceados, Cruyff a veces se descuelga con declaraciones propias de su grandeza. De todos modos, el intervencionismo del holandés en segundo plano es otro de los aspectos imputables a Laporta.

Lo cierto es que el presidente del Barça anda inquieto por más que predique tranquilidad. La entrada en escena de Florentino le ha llevado a despedazar su hoja de ruta. Aunque diga lo contrario, la idea era completar su mandato con incorporaciones de renombre que complementaran el efecto del triplete. Era la manera de garantizar en un gran porcentaje la consecución de más títulos y por ende allanar el camino de la candidatura continuista, encabezada por Xavier Sala i Martín. Laporta quedará para la historia como el presidente más laureado del club. Seis temporadas y un título importante por cada una de ellas: dos Ligas de Campeones, tres Ligas y una Copa del Rey. Envidiable. Con él en la presidencia llegaron el hechizo de Ronaldinho y la raza de Eto'o. Se consolidó el modelo de La Masia hasta el punto de levantar el Santo Grial europeo con siete canteranos en el campo. Admirable. Se acertó siempre a la hora de escoger entrenador. Con Rijkaard y Guardiola llovieron los títulos. Finalmente, se potenció de forma mayúscula la marca Barça a nivel mundial, hasta el punto de convertir al barcelonismo a millones de personas. Muchos pondrán en duda la responsabilidad de Laporta en los éxitos. Los mismos le criticarán aceradamente por sus errores. Evidentemente, ha fallado en algunas cuestiones de peso. A parte de sus esporádicas salidas de tono, se le achacó falta de ética por no dimitir tras la moción de censura. Seguramente no acertó manteniendo a Rijkaard tras una temporada de barbecho. En otro orden de cosas, se ha acusado a Laporta de politizar el fútbol. Fuera de Catalunya no cuaja la idea de vincular al Barça con el catalanismo, cuando viene siendo así desde el franquismo. Por último, Beguiristain genera muchas dudas como secretario técnico, aunque los títulos también le avalan a él. Este verano aún tiene calcetines por zurcir y habrá que esperar a que enhebre la aguja. En cualquier caso, el verano de 2010 ya no queda tan lejos. Ahí finaliza la era Laporta. Será el momento de pasar cuentas.

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Dos puzzles y una sola pieza

Por Albert Valor

El Barça y el Real Madrid siempre estarán condenados a encontrarse. Y en épocas de compras, la cosa no suele variar. Hace años la rifa por Christian Karembeu fue maratoniana, casi pegajosa, y hace no tanto fue David Beckham el deseado. El Madrid siempre salió ganando en estas pujas; parece ser que la música de Chamartín siempre despierta un indudable pálpito. Este año los capítulos se han ido sucediendo entre el campeón del triplete y el denominado mejor club del siglo XX. La primera subasta fue por Ribéry. Tras dejarse querer por el Barça tras los cuartos de la Champions League y proclamar a los cuatro vientos lo feliz que le haría jugar en el Camp Nou, Scarface cambió el discurso como lo haría mi primo de siete años y vino luego con el cuento de que iría al Madrid o a ninguna parte. Tras desdecirse ya no sabemos de qué exactamente, parece que al final se quedará en la tétrica y fría Bundesliga a las órdenes del positifo Louis Van Gaal y que no recalará en la Liga BBVA, almenos el curso venidero.

El segundo fascículo de la Gran Enciclopedia del Verano lo protagonizó David Villa. Tras mostrar una imparcialidad total e increíble en estos días, demostrando no sólo profesionalidad sino también educación, el Guaje pasó angustiado la concentración de la selección española durante la Copa Confederaciones mientras Marca y As proclamaban a los cuatro vientos sus deseos de vestir la casaca blanca. Sport y Mundo Deportivo, claro, hacían lo propio en sentido opuesto. El Real Madrid, y más especialmente Florentino, sabe que no es de recibo esperar a un jugador hasta última hora –ya le ocurrió con Robinho o con Ronaldo-, y el mecenas blanco, que dice haber aprendido de los errores pasados, decidió lanzar las redes hacia el cabizbajo pero talentoso Karim Benzema. Tras la retirada madridista de la puja por el asturiano, ahora el Barça se ve con el camino despejado –si algo ha dicho ya Villa es que no quiere moverse de España- y casi obligado a adquirir una cromo que, pensándolo bien, no es el que le falta en su colección.

Teniendo en cuenta la edad de Henry –y obviando la aptitud de Hleb, otro tema que también podría salir a debate- y la precipitada baja de Sylvinho, en el Camp Nou, lo que realmente urge es un lateral izquierdo y un hombre de banda, también para la sinistra. Y es aquí donde debería empezar el tercer tomo de las subastas veraniegas. Desde PLF ya se habla hace días de un hombre cuya calidad es tan grande como la sorpresa que causa su ausencia en las portadas: Santi Cazorla.

Por un lado, tenemos a un Real Madrid que, teniendo a Manuel Pellegrini como entrenador, tenía que interesarse por el jugador en cuestión de días; quizá los suficientes como para que el boom suscitado en la capital por las llegadas de Kaka' y Cristiano hubiera pasado de largo. En el otro vértice está el Barça, que no hace más que irse por los cerros de Úbeda. Sin atender a las necesidades que le pide la naturaleza de su propio sistema de juego, se interesa en centrales de clase media –como si en la plantilla no hubiera zagueros de garantías- y en delanteros centro -no vamos a decir que discretos- cuando tiene en sus filas no ya al mejor delantero del mundo, sino al jugador extranjero más productivo de su centenaria historia.

Qué quieren que les diga, si un delantero marca goles en cada una de las finales de Copa de Europa a las que llega el equipo y tiene una media de 25 goles ligueros desde su llegada, ya puede ser díscolo, maleducado o juerguista. Lo que hace ganar partidos son los goles. Y si algo ha demostrado Samuel Eto’o es que no anda escaso de ello, sobre todo en las citas marcadas en rojo.

El único tanteo aceptable que se ha realizado hasta el momento, por mucho que sea una plaza sobradamente cubierta, es el de Javier Mascherano. Su llegada podría retrasar ocasionalmente a Touré al centro de la defensa si las condiciones –o las bajas- lo exigieran o hacerle jugar como interior. Con esa segunda variante, el centro del campo lo completaría Xavi, e Iniesta podría ocupar el flanco izquierdo del ataque.

Pero si lo que se buscan son especialistas para las posiciones requeridas, ya se ha perdido demasiado tiempo. Con las infructuosas negociaciones que se han llevado a cabo ya por Ribéry, Villa o Ibrahimović, ¿no hubiera sido más fácil ir a por Cazorla desde el principio? ¿Es que acaso no encaja en el perfil del equipo tanto o más que Robinho, Mata, Malouda o el propio Ribéry? ¿No ha demostrado ya su capacidad de asociación con Xavi e Iniesta en la selección? Siendo un especialista de banda con desborde y técnica, ¿no ha dejado patente el acierto de cara a gol que se le supone a un jugador en ese puesto? Lamentablemente, ni siquiera a estas horas se ha mostrado el más mínimo interés por él, pero si éste llegara ahora, otra vez estaría el Real de por medio.

Un Real que ya ha hecho lo más difícil. Basta ya de demagogia de mercadillo con los fichajes galácticos que se han hecho en la casa blanca y con las inversiones realizadas. Es evidente que han sido muy elevadas y que causan sonrojo en el contexto económico actual, pero los jugadores que vienen a cambio son muy buenos. En Chamartín se están haciendo las cosas bien –almenos a priori-. El único problema para los blancos es que es ahora cuando después de más de 200 millones invertidos se pueden ver –siempre a priori, recuerden- al nivel que marca el tricampeón. Quizá el problema lo tenga el Barça consigo mismo. Sólo con la cuarta parte de lo que ha invertido Florentino Pérez, ya se podrían haber rellenado los dos huecos realmente vacantes. El tiempo restante sería ahora para encontrar una guinda.

Pero no. Ahora las prisas serán cada vez más sofocantes. Y si por fin se muestra interés en alguien que venga a mejorar lo que ya hay, ya saben lo que pasará. Tendremos el tercer tomo del verano. Y no se preocupen, quizá esa siguiente entrega la protagonice Cazorla o quizá no, pero por si acaso hay otro nombre que también puede empezar a estar entre dos aguas más pronto de lo que esperábamos. Apunten: Cesc Fábregas. Al tiempo.

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martes, 7 de julio de 2009

Ronaldo 2.0

Por Cristian Naranjo

Llegó el día de la bestia. Esta noche ha sido presentado Cristiano, la versión evolucionada del primer Ronaldo: más alto, más bello y sobre todo más artificioso. Con 85.000 aficionados reventando las gradas, la ceremonia de recibimiento al portugués ha sido propia de una estrella del rock. Ningún jugador en el mundo había sido tan costoso ni había generado tanta expectación a su alrededor. Aparecer teñido de blanco nuclear, con el 9 a la espalda y con la inscripción 'Ronaldo' ha sido toda una declaración de intenciones: no le pesan ni el estadio, ni la camiseta, ni el dorsal. Tanto es así que se ha atrevido incluso a eliminar cualquier rastro de su primer nombre. Ronaldo a secas, con todo lo que conlleva. Más allá de las estudiadas estrategias comerciales, al portugués no le falta osadía. Esa combinación de nombre y dorsal tenía un único dueño conocido y una marca registrada: R9. Son palabras mayores las referidas al Ronaldo original, pues suponen hablar de cianuro para porteros. En su momento también fue el jugador más caro de la historia y el más mediático. Los tiempos cambian y los referentes también. El brasileño no se ajusta a los cánones actuales, mientras que Cristiano marca la pauta de toda una generación: pedruscos por pendientes y el culto al cuerpo llevado al extremo. Cualquier aspirante a metrosexual debe mirarse en el espejo de Cristiano, cuya figura parece haber sido tallada en la ebanistería. Ni siquiera Beckham, cada vez más alejado del fútbol de élite y más próximo a las pasarelas, parece ya hacerle sombra.

La brillantina de su presentación le ha venido como anillo al dedo al portugués, acostumbrado a los excesos: gastar mucho dinero, conducir deportivos de muchos caballos y hacer muchas abdominales. Miles de ellas. Cristiano no ha nacido para ser discreto como Messi sino para hacerlo todo a lo grande. Así, desproporcionados, han sido su traspaso y su presentación. Tanto como lo es su fútbol, repleto de arabescos y de herramientas para llegar al gol. Cristiano Ronaldo posee una navaja suiza de la que aún no conoce todas sus posibilidades. Su ramillete de aptitudes es por todos conocido: potencia, velocidad, disparo, remate aéreo, desborde y ante todo un gran sentido del gol. Un purasangre a dos patas. Tiene todas las condiciones para llegar a ser un grandioso futbolista, pero cojea en la azotea. Peca de individualista, de altivo, de no saber descifrar el juego colectivo y de tener mal perder. El Madrid ha apostado fuerte por él con el convencimiento de limar sus aristas. De conseguirlo, estaríamos ante un monstruo de enormes dimensiones. Los primeros partidos servirán para adivinar qué intenciones tiene Pellegrini con respecto a él. El fútbol de Cristiano tiene multitud de variantes posibles, pero todas pasan por el predominio de su figura en el juego. La contrapartida de reunir a la Liga de los hombres extraordinarios es que todos están acostumbrados a hacer acopio de protagonismo. Kaka', Cristiano, Benzema y quien sabe si Ribéry. Todos antropocéntricos y ninguno de perfil silencioso. La mejor mano del tapete no siempre asegura la jugada. Obviando el montante invertido, Florentino está tropezando dos veces en el mismo escollo. Los mejores jugadores no garantizan la galvanización del mejor once. Es lógica la euforia desencadenada en la capital, pero en el madridismo sigue latente la idea de cuál es el modelo anhelado. Incluir un motor de gran cilindrada como Cristiano en un equipo asegura una explosión de revoluciones. Por eso ha costado 94 millones. La brisa marina que suponen Xavi e Iniesta, por contra, no tiene precio.

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domingo, 5 de julio de 2009

Andréi Arshavin o la Revolución Bolchevique

Por Cristian Naranjo

La banda izquierda del Barcelona sigue buscando inquilino desesperadamente. Ribéry, Robinho, Malouda, Ashley Young, Van Persie, Silva y Mata. Sobre la posible incorporación de todos ellos se ha especulado en las últimas semanas. Con la primera opción descartada debido a las intenciones de Scarface, el baile de nombres se ha intensificado. Mucho se escribió sobre la posible cesión de Robinho, aunque el City la desestimó. La renovación de Malouda por el Chelsea le alejó definitivamente del Camp Nou. Ashley Young se contempla como una opción de futuro. Su fichaje no respondería al perfil de jugador contrastado que busca Beguiristain. Con Van Persie, el escollo es su relación calidad-precio. No ofrece totales garantías y su incorporación supondría un navajazo en el capital disponible. En cuanto a Silva no se tienen dudas sobre su categoría, aunque su perfil no se corresponde con el de un señor de la cal. A veces ocurre que un jugador fantástico no tiene cabida en un dibujo determinado. Es el caso del canario, ideal para un 4-4-2 pero inconcreto para el 4-3-3, donde desdibujaría el esquema mental de Guardiola. Finalmente, la alternativa que ha tomado más cuerpo en los últimos días es la de Juan Mata, burgalés de sangre asturiana, que garantizaría la empatía con Villa. La situación económica del Valencia es poco menos que desesperada, lo cual obliga a sus dirigentes a estudiar cualquier tipo de oferta. No obstante, venderán caras sus pieles. El todopoderoso Florentino ya se retiró de la puja por Villa ante las pretensiones valencianistas, razón de más para que en Barcelona preparen la chequera. 55 millones por la dupla de delanteros podrían no bastar.

Mientras Beguiristain apuesta todas sus fichas a la opción ché, las preferencias de la afición azulgrana van en otra dirección. Andréi Arshavin es el elegido por la hinchada. A sus 28 años, su historia es la de una explosión tardía. Tras una larga trayectoria en el Zenit ruso, donde empezó jugando de mediocentro, se dio a conocer al gran público en la pasada Eurocopa. Una actuación descomunal ante Holanda en los cuartos de final le valió el reconocimiento mundial. Se escribieron maravillas de él. Muchas de ellas sobredimensionadas, como compararle con Maradona. Se convirtió en objeto de deseo de los grandes de Europa y sólo faltó un suspiro para su fichaje por el Barça, su equipo soñado. Finalmente, nadie creyó firmemente en él y comenzó la temporada con el Zenit, hasta que ya en 2009 el Arsenal se hizo con sus servicios en una gran operación ─13'3 millones─. En sólo media temporada, Arshavin justificó con creces su fichaje con las virtudes que le definen: desequilibrio y clase, mucha clase. Los goles tampoco le esquivaron ─7 en 12 encuentros─. Especialmente memorable fue la tarde del 21 de abril, cuando consiguió hacer cuatro agujeros en las vetustas porterías de Anfield.

A Arshavin se le acusa de indolente e indisciplinado. Hay quien teme que por sus venas corra la misma sangre que por las de Hleb. No son dos casos comparables. El bielorruso no ha rendido por inadaptación al medio. Acostumbrado a ser el dueño de la banda en el 4-5-1 de Wenger, no ha encontrado su posición en el dibujo de Guardiola. La intermitencia en las alineaciones y la merma de confianza en sí mismo no le han ayudado. Arshavin es otro mundo. Tiene genética de ganador y es descarado por naturaleza. Buscará el balón, encarará, centrará, trazará diagonales… Sin ser Messi ni Ribéry, sí puede ponerse su careta. Ante los escépticos, ha acreditado ser válido para las grandes ligas. Se equivocaría el Barcelona echando el resto por un segundo delantero reconvertido a extremo como Mata. No es un especialista, por más que conozca el arte de la aguja y el ovillo. Aportaría goles y formaría una buena sociedad con Villa, pero su fichaje supondría una solución cómoda y conformista. El asturiano interesante para el flanco azulgrana es Cazorla, sobre el que nadie se pronuncia. Si es un jugador con pies de algodón, valiente y con inspiración lo que anhela el Barcelona, el hombre no es Mata. Adquirir a Cazorla sería respetar el orden establecido; ir sobre seguro. La auténtica revolución tiene nombre: se llama Andréi Arshavin.

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viernes, 3 de julio de 2009

Andrea Pirlo: el artista silencioso

Por Cristian Naranjo

Un verano más, el mercado de fichajes está constatando la ausencia de inspiración por parte de secretarios técnicos, directores deportivos y presidentes. Con la crisis como pretexto, los grandes clubes rastrean sus carteras de seguimiento pero no concretan nada más allá de traspasos menores, caso de Diego Milito, Motta, Tymoschuk o Mario Gómez entre algunos otros. De hecho, sólo Inter y Bayern están haciendo inversiones fuertes además de Florentino, amo y señor de la cámara acorazada y especialista en fichar estrellas mediáticas. 214 millones lleva gastados ─o invertidos─ de momento. Sólo de momento. Tras Albiol y Benzema podrían llegar Ribéry, Xabi Alonso y Silva. Una pesca de arrastre que está cambiándole la cara al Madrid a golpe de billetes morados. Sólo el hombre del millón de dólares es capaz de obrar el milagro: convertir un once mediocre en uno de cientos de quilates. Cuando Florentino sale de compras, tiemblan los mercados. Sin duda, sus movimientos parecen propios del Monopoli o del sueño de una noche de verano. Todo parece suceder en un plano ficticio, pero es real.

Construcciones Galácticas S.A. al margen, si de algo carecen los grandes del fútbol europeo a excepción del Barcelona, que los fabrica en serie, es de un buen mediocentro, una figura clave para entender el fútbol moderno. Guardiola tiene a su disposición a Xavi, Iniesta y Busquets. Con ellos como bandera, el equipo azulgrana sorprendió al mundo consiguiendo un triplete de la forma más lírica posible: haciendo del fútbol algo realmente bello. El Barça ya tiene por tanto una mina en sus tres mediocentros, pero en boca de su presidente ansía uno más. Cesc Fàbregas aportaría más forma y más cuerpo al equipo, necesitado de una incorporación de fuste tras el fiasco de Ribéry. Aún no se conoce el precio que le pondrá el Arsenal a su salida. La cantidad no bajará de los 40 millones, una salvajada teniendo en cuenta que es un producto de la propia factoría.

La efigie del mediocentro conduce inevitablemente a Andrea Pirlo, un futbolista que a sus 30 años es ya considerado un anciano en Italia. Casualmente, el Milan no tiene sitio para él y sí para el oxidado Ronaldinho. Una calamidad. Pirlo es repudiado por su club y también por las hinchadas debido a su etnia gitana. La ola de xenofobia surgida en Italia se ha vertido sobre él al igual que sobre Ibrahimović. De hecho, el país construido por Berlusconi a base de corrupción y de guiños hacia los ricos cada vez está más dividido y carcomido. En esas condiciones se encuentra Pirlo, deseoso por cambiar las costas italianas por las españolas. El Chelsea le quiere, pero la decisión del jugador y del club van de la mano: será traspasado a un equipo de la Liga. Candidatos hay varios. Interesados, sólo uno por desgracia.

El Atlético, en una decisión interesante dado el talento del jugador, apuesta por Pirlo como eje de rotación. El Milan solicita 18 millones, cifra que podría ser escurrida con una negociación inteligente. Metrónomos como Pirlo no estorban en ningún cajón. No es demostrable que Madrid y Barça no le necesiten. El Liverpool sólo venderá a Xabi Alonso a precio de platino mientras que el Arsenal hará lo propio con Cesc. No existe en el mercado futbolista más fino que Pirlo, capaz de conducir a una selección de selecciones como Italia a ganar el Mundial en 2006, donde su fútbol fue tan sedoso como práctico. Su pase de gol a Grosso en la semifinal frente a Alemania fue de manual. Un reverso propio de un artista. Zidane fue Zidane durante todo el torneo, incluyendo la final, donde acaparó todo el caudal de ataque galo. Sin embargo, su actuación no ensombreció la labor del trequartista, que tuvo actuaciones eficaces, silenciosas, estelares. En la reciente Copa Confederaciones Italia fracasó rotundamente con la salvedad de Pirlo, que tiene la virtud de lucir siempre por adversas que sean las circunstancias. En 2006, con motivo del Mundial, el sabio Enric González lo definió así: "El juego no es juego si no se toma en serio. (...) Pirlo conoce el secreto del juego. Juega serio, como un niño". Así es el dorsal 21 de la azzurra. Un mediocentro brutal. Un artista de corte bajo en mitad de una jauría.

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jueves, 2 de julio de 2009

Granero, un producto de diseño proletario

Por Cristian Naranjo

Hoy cumple años Esteban Félix Granero, un futbolista extremadamente joven y extremadamente bueno. Nacido en Pozuelo de Alarcón, fue descubierto por el Madrid en un torneo de organización propia. Pasó por todas las categorías del club hasta alcanzar el primer equipo en 2007, de donde saltó al Getafe sin probar las mieles del Bernabéu. Su primera temporada en primera línea fue brillante, sobre todo en las competiciones paralelas a la Liga. Demostró su categoría en Copa del Rey y en UEFA, donde alcanzó el subcampeonato y los cuartos respectivamente. Su actuación en la final de Copa ante el Valencia fue memorable a pesar de la derrota. Conducciones, diagonales, centros y disparos, sobre todo disparos, secos como un latigazo, como las pedradas de una honda, como los cañonazos de la Perla Negra. Con el madrileño a la cabeza, el Getafe volvió a reivindicarse como el equipo de todos.

A los grandes jugadores se les suele identificar con un apodo. A Granero se le conoce como el 'Pirata' por su aspecto desaliñado. Melena fuera de control y barba cerrada son sus distintivos, que le acercan más al rock de Pereza que a la purpurina de los galácticos. Un producto que no deja de ser de diseño; un estilo que parece un manifiesto a favor de la cultura barriobajera. En el mundo actual, donde sólo existe lo mediático, se precisan referentes de la clase obrera. Granero forma parte de ese estrato de futbolistas. Más fútbol y menos marketing. Sin embargo, los grandes clubes siguen mirando hacia otro lado. Calderón prefirió la fama de van der Vaart. Florentino Pérez seguirá derrochando millones en el extranjero y en Valencia sin reparar en el tesoro que tiene en el extrarradio. Una lástima.


Granero es al Madrid lo que Cesc al Barça. Al respecto del catalán, Joan Laporta aseguró anoche que tiene ADN azulgrana y que por tanto debe acabar jugando en el Barça. Una declaración de intenciones similar alimentaría el sueño del 'Pirata', que ha manifestado en multitud de ocasiones que su deseo es acabar triunfando en Madrid. Su gran amigo De la Red estaba a un paso de conseguirlo cuando sobrevino su desplome a modo de maldición. Definitivamente el Madrid está divorciado de su cantera, de donde han surgido magníficos futbolistas que han acabado por reforzar a sus rivales: Granero, Mata, Negredo y Filipe Luís entre otros. Una generación desperdiciada a excepción de Miguel Torres, quien precisamente pasa por ser un lateral discreto.

Bien es cierto que la segunda temporada del 'Pirata' en Getafe ha sido para olvidar. El equipo azulón se salvó in extremis de la guadaña del descenso y Víctor Muñoz no acertó a exprimirle todo su jugo. Todo cambió con la llegada de Míchel, que le situó más centrado, con libertad de movimientos y sin tantas obligaciones defensivas. El '11' volvió a explotar, anotando varios goles en las últimas jornadas y contribuyendo a la salvación de su equipo. Granero está preparado a todas luces para dar el salto a un grande. Nada parece indicar que Florentino le quiera incluir en su faraónico proyecto. Tampoco Granero ha nacido para la esclavitud sino para la anarquía. Al fin y al cabo, los piratas viven con el objetivo de surcar los mares para ser libres. Todo apunta a que el destino del 'Pirata' está lejos del centralismo de Madrid. Su libertad pasa por alcanzar el mar Mediterráneo.

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miércoles, 1 de julio de 2009

Benzema reabre el fuego

Por Cristian Naranjo

Ya es oficial. Benzema será finalmente el inquilino del vértice madridista, en una operación cifrada en 35 millones fijos más 6 variables. Debido al prohibitivo precio de Ibrahimović y a la decisión de no enemistarse con Valencia y Atlético, el equipo de Florentino ha optado por atar al joven delantero francés, pretendido por otros grandes de Europa como el Manchester United. Así como la adquisición de Villa o Forlán hubieran sido apuestas a caballo ganador, decidirse por Benzema no deja de ser arriesgado. Con su equipo destronado, esta temporada sus números no son los de un goleador de referencia. Ha logrado 17 tantos en 36 partidos, de modo que sólo ha alcanzado el tercer puesto en el ranking de goleadores de la Ligue 1. De hecho ha sido eclipsado por el otro gran goleador de Le Championnat, el tanque Pierre-Alain Gignac, que se ha alzado con el título de máximo artillero. Con todo, decantarse por Benzema denota valentía y confianza en la juventud y el potencial del jugador. Tiene rasgos de Ronaldo, pero no lo es. No alcanza ni de lejos sus cifras en el PSV, aunque su zancada y su potencia le convierten en lo más similar a El Fenómeno hasta la fecha. Espera una Liga apasionante, donde habrá tiempo para juicios más fundados.

El acuerdo del Madrid por Benzema arroja un haz de luz sobre el mercado de fichajes y asegura el efecto dominó. De entrada, supone la renuncia definitiva de Florentino Pérez a Villa, por quien había apostado fuertemente hasta que el Valencia le declarara intransferible. A su vez, la retirada del Madrid y el posterior fichaje del joven francés sirven en bandeja toledana la posibilidad de que el Guaje recale en el Camp Nou. A pesar de los litros de tinta malgastados por la prensa madrileña, la decisión de Villa ya estaba tomada en favor del Barça. Cuenta su tío que siempre le llamó más el azulgrana, aunque en Tuilla no desagradaba la opción blanca. Así pues, el delantero asturiano se perfila como la piedra angular de la futura delantera culé, donde presumiblemente no compartirá tercio ni con Eto'o ni con Ribéry. Seducido por Zidane y Migliaccio, el francés se acerca irremisiblemente al club de Concha Espina. Los 70 millones de euros que exige el Bayern sólo están al alcance de un megalómano como Florentino. Con esa cantidad, Beguiristain debe reforzar las tres líneas. No será tarea fácil.

La operación Villa supondrá un desembolso mínimo de 43 millones, acabe o no Keirrison haciendo las veces de moneda de cambio. Por su parte, Lendoiro se ha enrocado con Filipe Luís: no le dejará marchar por menos de 15 millones. Para apuntalar la zona ancha sigue siendo prioritario el equilibrio de Mascherano, aunque por Benítez es considerado el macho alfa de su vestuario. Una gran alternativa aunque de distinto corte sería Cesc, llamado a volver al Camp Nou tarde o temprano con el permiso de Wenger. Sea como fuere, las cuentas de Laporta no resultan a tenor de las previsiones. Sólo los traspasos de Filipe y Villa conllevarían un gasto de 58 millones, una cantidad tan bestial como innecesaria teniendo en cuenta que Sylvinho y Eto'o han cubierto sus áreas con excelencia. El primero ya es libre, camino de Brasil. El segundo saldrá por la puerta secreta, como los rateros. Sonrojante negocio; tremenda injusticia. Definitivamente se ha instalado la sensación de que Florentino marca la agenda del Barça. Acaso el trébol se ha marchitado bajo los billetes del constructor.

Es innegable que los dos gigantes del fútbol español se están marcando en corto desde la apertura del mercado. Tras concretar las adquisiciones de los primeros galácticos, Florentino, Valdano y Pardeza calcaron el rastro de Beguiristain: Ribéry, Mascherano, Ibrahimović. El secretario técnico azulgrana también ha hecho lo propio, yendo a rebufo del Madrid por Villa. Los dos clubes están destapando las vergüenzas de su proyecto, por más que el Barça se esté mostrando más cauto. Florentino no titubea. Busca caras conocidas y se caracteriza por no regatear en exceso, una estrategia tan dudosa como lícita. Laporta y Beguiristain, tan académicos al principio, presentan ahora un trastorno obsesivo compulsivo. Tenían los deberes hechos, pero los precios de mercado y la negativa de Ribéry han tornado la cautela en nerviosismo. Así, todos los pasos posteriores han sido equivocados: buscar en medianías el sustituto del francés; dejar escapar a Zhirkov para comprar a Filipe por un precio excesivo; obcecarse con Mascherano teniendo un camino menos angosto hacia Cesc; decidir la venta de Eto'o a todo trance; buscar un sustituto del mismo perfil y convertirlo en el fichaje más caro de la historia del club; arriesgarse con Keirrison a que finalmente sea carne de banquillo junto a Bojan; plantearse siquiera la compra de centrales como Chyhrynskyi o Bruno Alves. De pronto, las tornas han cambiado. Ahora es Beguiristain el que da palos de ciego.

Suele ocurrir que las operaciones del verano marcan el devenir de la temporada. Aún escuece en Barcelona el traspaso de Figo al eterno rival, con el posterior desperdicio de la cláusula por parte de Gaspart. Al año siguiente, Florentino volvió a sorprender con la adquisición de Zidane por 12.000 millones de las extintas pesetas. El Barça, en cambio, decidió apostar por la juventud de Saviola, Rochemback y Geovanni. El desenlace es por todos conocido. Zidane ganó una Liga de Campeones con un remate para la historia y deslumbró al mundo con su fútbol de salón. Las tres apuestas del Barça fracasaron. Todas con estrépito. Dos años más tarde, los vasos comunicantes permutaron. Beckham, pretendido por Laporta, acabó en Madrid con honores de galáctico definitivo. En Barcelona, tras una dura pugna con el United, acabó el elegido para portar la sonrisa del fútbol. Aunque sólo son vestigios del pasado, la polémica generada alrededor de Eto'o no supone un buen augurio.

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