sábado, 27 de febrero de 2010

Fantasía y señorío

Por Cristian Naranjo y Albert Valor


Erró ligeramente James Cameron cuando designó a Sam Worthington como protagonista de su laureada Avatar. No es que el chico no haya dado la talla. Es que hay un sujeto que da mucho más el perfil. Aunque, bien es cierto, no se le puede hallar en Hollywood. Se trata de Zlatan Ibrahimović, que a estas alturas ya no necesita presentaciones. El sueco no precisa de la creación virtual para tener dimensiones de Omatikaya. Su silueta multiplica por uno y medio a la de los que tiene en derredor. Goza de largos zancos y su nariz es característica. Acaso podría discutirse su pigmentación cutánea. La piel de Ibra no es azul, pero sí lo es su sangre. Como si de un noble se tratara. Zlatan nunca se manchará las manos por el Barça, nunca se dejará la piel. Y ello es contradictorio, porque como los Omatikaya, pareciera que todo en él está diseñado para compartir. Pero no es así. Como si su linaje se lo impusiese, él siempre se mostrará apuesto y elegante, pero nunca trabajará más de la cuenta. Si lo expresásemos en los términos acuñados por la superproducción de Cameron, diríamos que aún no ha creado el vínculo. Y precisamente en base a muchos vínculos, el Barça creó el pasado curso un mundo parecido al de Pandora. Todo era perfecto. Todo fluía. Y lo más bonito, todo era real.

Puede todo esto parecer una crítica, pero no es tal. Zlatan es Zlatan, con sus más y sus menos. Nunca correrá como un negro, eso ya lo sabe el respetable. Pero siempre brillará como las vestiduras de un insigne caballero. No es que sea un Omatikaya. Pero tiene sangre azul. Y también, como los grandes éxitos de taquilla, sabe convivir con la mercadotecnia y las multitudes. Esperemos que todo ello le baste para salvaguardar el Árbol Madre.

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martes, 23 de febrero de 2010

Una moneda y sus dos caras

Por Albert Valor

Eso es el Atlético. Nunca un equipo ejemplificó mejor esa liturgia. Cara o cruz. El porvenir rojiblanco parece siempre marcado por el azar. Da igual el orden de los elementos, el resultado del producto siempre es aleatorio. No importa que el equipo juegue bien, el resultado puede ser derrota. O victoria. Empate, a veces. Tampoco importa que juegue mal. También así puede ganar. O perder. Empatar, a veces. Se puede llegar a la final de Copa. Se le puede ganar al Barça. Pero tras todo eso, se puede tirar a la basura una hora de buen juego contra el Galatasaray y perder en Almería.

Cuando parecía que el Atleti ya había soltado todo el lastre que arrastraba desde el inicio del curso, David De Gea padeció una lesión que desmontaba el castillo de naipes. Y Sergio Asenjo salió al campo aturdido, frío, acomplejado. Todo eso le cambió también la cara al equipo, que canjeó una victoria europea por un empate con sabor a hiel. Este domingo, pese a encajar un gol postrero, el vallisoletano pudo redimirse con grandes paradas. Veremos si recupera la titularidad. Puede que el destino le haya echado un cable. O puede que haya sido el propio Atleti. Rifar un puesto entre De Gea y Asenjo no debe ser fácil. Así que lanzó la moneda y… salió Asenjo. En la sub-21, David es el suplente de Sergio. En el Atleti parece que ahora es justo al revés. Con el canterano ya recuperado para la vuelta en Estambul, el tiempo dirá para quién es la cara y para quién es la cruz. Para algunos parece que ya está claro. Se deben olvidar de que todo esto está sucendiendo en el Atleti.

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miércoles, 17 de febrero de 2010

Otra vez la primera cita

Por Albert Valor

El Real Madrid tornaba ayer al ruedo tras un luengo periodo de aridez. Después de haber sido el mayor casanova europeo que se recuerda, los años sin conquistas pesan como las bolas de aquellos presidiarios de ropaje rayado. Por si fuera poco, los cortejos exitosos de sus rivales de siempre aún le atan más la soga alrededor del cuello. Ayer tenía la primera cita con la orejuda, una señorita que en otros contextos sería objeto de burla, pero que en éste es la que más libido despierta entre los aspirantes. Creía llegar el Madrid al envite con sus mejores galas. Con su mejor reloj, con su corbata más sedosa, con su traje favorito y con su colonia más cara. Aunque descuidó un poco los zapatos. Sí, el calzado es importante. Siempre hay que pisar fuerte. Quizá por eso se sintió extraño. O quizá fue porque no le gustara el lugar. Como si no le inspirase confianza. Se presume que la zona le traía malos recuerdos, puede que por desencuentros pasados. Y la verdad es que no estuvo bien. No impresionó a la dama. Tampoco aprovechó sus momentos de flaqueza. Y por si fuera poco, en un momento de nervios, manchó de café la blanca blusa de la damisela. Mal empezó la cosa.

Lo único que sabe ahora es que volverá a verla. Puede que tenga más de una cita con ella, pero la siguiente será crucial. Quizá definitiva. Lo malo es que no será hasta dentro de tres semanas. Lo bueno es que ese día la invita a casa a cenar. Estará en su terreno, sí. Pero eso no garantiza nada. Mucho tendrá que demostrar. Y ante todo, se verá ante el imperativo de atacar. Atacar con estilo. Con personalidad. Con amor propio. Sin miedo a que otro error le amargue la existencia. Esta vez ya no habrá subterfugios. A la orejuda no se le antojan los ordinarios. Ni los cobardes.


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martes, 16 de febrero de 2010

El señor de los ladrillos

Por Albert Valor

Arbeloa llegó este verano al Real Madrid a la sombra de los otros fichajes de relumbrón. Todo el mundo hablaba de la refundación galáctica. Incluso se hablaba más de Albiol o de la necesaria resurrección de Sergio Ramos. No aparecía en ninguna quiniela para ser titular. Pero hubo una tarde en el Sánchez Pizjuán en la que Navas, Adriano, Zokora y cía hicieron turnos para reírse de Marcelo y de su cintura. Fue entonces cuando los técnicos se dieron cuenta que, aún siendo diestro, podía resultar mejor lateral izquierdo que el brasileño. La lesión de Pepe ha sido un buen pretexto que le ha permitido demostrar que también es mejor lateral derecho que Sergio Ramos. Mientras se corrobora con el paso de los tiempos que la posición ideal del Faraón de Camas es la de central, incluso la de medio de contención, Arbeloa ya es un fijo en una de las alas de la retaguardia blanca –hoy la derecha-. Lo creíamos nulo en labores ofensivas, simplemente le adivinábamos la cualidad de ser un marcador decente. El partido en el Camp Nou contra Messi en febrero de 2007 así lo atestiguaba. Pero la temporada ha avanzado con Álvaro percutiendo cada vez más por los costados. No lo hace con la violencia de Dani Alves ni con la contundencia de Maicon. El repertorio que nos muestra el salmantino aúna más bien candidez y perseverancia; es mucho más simple. A cada paso que da pone un ladrillo, como para demostrar que su fragilidad es sólo de apariencia. Como para marcar el sitio por donde ha pasado y para que no se le olvide por donde hay que volver a la guarida.

En La Coruña ya le regaló a Benzema el gol que cerraba el encuentro y cercenaba la reacción deportivista. El sábado, en Chapín, todos se rendían a la grandilocuencia de Cristiano Ronaldo y de su enésimo doblete. Nadie recordaba ya al final del envite que el jugador más circunspecto de la plantilla había inaugurado un marcador que se cerraba por momentos a cal y canto. Y lo hizo de la manera que mejor sabe. Haciendo la transición ofensiva sin prisa pero sin pausa. Porque Arbeloa lo hace todo igual. Sin hacer ruido. Y esa es su mejor cualidad. También así se pueden construir imperios. Ladrillo a ladrillo.

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lunes, 15 de febrero de 2010

Violento amor

Por Cristian Naranjo

Hay leyes intangibles que imperan en el fútbol. Leyes según las cuales el Atlético siempre se empequeñece cuando enfrenta al Madrid en la misma proporción en la que crece cuando le visita el Barça. En un partido gris como la propia tarde de domingo, los de Sánchez Flores no tuvieron piedad de un líder desalmado, apático y falto de reflejos. Esta vez los pequeños no pusieron imperdibles al balón. No existió la juntura entre líneas, Jeffren sangró como lateral, Keita se partió y a consecuencia de todo se fue desdibujando el gesto de Guardiola. Mal síntoma en un banquillo donde reina el suavizante. Un chispazo de Forlán y otro de Simao, dos viejos amigos, fueron suficientes para prender fuego a la Liga. Tanto da que les separen 30 puntos de distancia: la de Atlético y Barça es la historia de un violento amor.

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viernes, 12 de febrero de 2010

En busca de la profundidad

Por Cristian Naranjo

Desde que Ronaldinho decidiera abandonarse a los placeres de la vida alegre, la banda izquierda del ataque del Barça no ha encontrado un inquilino de fiar. Thierry Henry ha sido su arrendatario los dos últimos años sin llegar a ser nunca un buen pagador. Encajado con calzador en el sistema de Rijkaard, y pese a ser reanimado después por Guardiola, el francés no ha alcanzado la quinta esencia de su fútbol de cashmire. La sensación es que se ha ido oxidando desde el día en que llegó, siempre a la sombra de nueves más puros o menos versátiles que él.

Así las cosas, una parcela del Camp Nou pide a gritos ser recalificada en beneficio de un futbolista tan esdrújulo como específico. Insertar en banda a otro nueve de primer orden como Rooney, Villa o Agüero supondría reincidir en el déficit de profundidad y desborde que tanto obsesiona a Guardiola.

Quizá el más indicado para ocupar esa plaza sea Ribéry. Por experiencia, talento y características, no hay jugador como él cuando se trata de mezclar el cuchillo con la burla, tal y como hace el Joker. Velocidad viperina, desmarques incisivos y malicia al encarar. Todo es siniestro en Ribéry. Tanto, que va camino de una temporada in albis a causa de sospechosas y continuas molestias. Lo sucedido en verano habla de blancas intenciones. Sería una sorpresa que Florentino no ejecutara su fichaje a final de curso.

Congelado como está el futuro de Scarface, los tabloides catalanes tampoco olvidan a David Silva, el poeta de Arguineguín. Zurdo aterciopelado y de cálido carácter, el canario aseguraría una adaptación instantánea y un buen ratio de gol; cualidades preciadas pero demasiado similares a las de otro isleño emergente, que a base de fulgor juvenil ha borrado el diminutivo de su camiseta. Se trata de Pedro, anteriormente conocido como Pedrito. Los dos canarios galvanizarían la banda, pero a Guardiola seguirían faltándole líneas de fuga en busca de la profundidad.

Y mientras la prensa sigue vendiendo ejemplares a base de percutir siempre los mismos yunques, un tercer nombre reverbera en la mente de algunos sibaritas: Andréi Arshavin, el cañón soviético. Posiblemente el tipo de jugador que más se parezca a Messi, con todo lo que ello comporte. A excepción de la precocidad. A sus 28 años, de forma tardía, Arshavin por fin ha encontrado el cuajo y la consagración en Londres. Aunque sueña desde antaño en azulgrana, cuando en 2008 Beguiristain decidió no comprarle por algo más de quince millones. Si por el bien del Barcelona fuera el ruso el escogido por Guardiola, esta vez el dinero no sería óbice. Lo soviético cotiza al alza. Y en Londres lo saben. Si un Chygrynskyy vale 30 millones, ¿cuánto cuesta hoy un Arshavin?
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martes, 9 de febrero de 2010

Ever forever

Por Albert Valor

Hace ya dos años que Ever Banega arribó a España. Cumpliendo esa regla cada vez más universal, el chaval cruzó el charco sin haber salido aún del cascarón. Allá en la Argentina, apenas se había asentado en la posición que Fernando Gago había dejado vacante tras su marcha al Real Madrid. Fue entonces cuando su club, Boca Juniors, recibió una oferta irrechazable de 18 millones de € por parte del Valencia.

Banega formó parte de la revolución que Koeman pretendía implantar a orillas del Turia. Debía cubrir un hueco muy sensible en el centro del campo, más aun cuando su antecesor era el apartado David Albelda. Todo eso con sólo 19 añitos. Por aquel entonces ya se atisbó su talento. Pero es evidente que formar parte del envoltorio perpetrado por el holandés en Paterna resultó una inevitable condena para el chaval. Al cabo de medio año, en verano, fue cedido al Atlético de Madrid mientras Unai Emery se decidía a reconstruir el navío del murciélago. En la capital, fue víctima de la cobardía de los esquemas esbozados por Javier Aguirre. Cuando el mexicano fue destituido, Abel Resino recogió el testigo con la obligación de meter al equipo en Champions y sin posibilidad de hacer experimentos. Y otra vez Banega vio truncada su progresión. Su periodo de cesión terminó y voló de Barajas a Manises. Encaraba la nueva temporada tal y como había finalizado las anteriores: con pocas expectativas y con muchas dudas acerca de su porvenir. No contaba para Emery, e incluso una oferta del Stuttgart de 3,5 millones estuvo a punto de llevarle a compartir vestuario con Hleb y Pogrebniak.

Empezó los entrenamientos en julio en la cola de candidatos para ocupar la medular, por detrás de Albelda, Baraja, Fernandes e incluso del canterano Míchel. Pero algo cambió de pronto. Las lesiones de algún compañero, siempre desgraciadas, forjaron un hilo de esperanza para Ever, que con sus destacadas actuaciones y su cambio de actitud se ganó la oportunidad del mister. La relación del joven con la noche y sus continuos deslices es algo que ni siquiera él ha escondido. Pero las ganas de madurar y de triunfar en la Liga española le han llevado a cambiar los hábitos. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Esa es la máxima que ha debido aplicar el argentino a sus quehaceres diarios.

Evercito aún sigue fuera de la plenitud física y en ocasiones no aguanta los 90 minutos de partido. Pero Roma no se hizo en un día. Por lo menos ya ha dejado de lado los fogonazos de clase y se ha apuntado a deleitar al personal de un modo continuado. Empezó la pretemporada ofreciendo detalles, pinceladas de que su resurgir podía estar al caer. Hoy es una de las sensaciones del curso y una de las claves de un Valencia que asoma de nuevo a las plazas del podio liguero. Tras años en los que el mediocampo de Mestalla destacaba por físico y disciplina, el argentino le ha puesto pajarita a la zona ancha. Además, ha sido el mejor de su equipo en muchos de los partidos de la primera vuelta. De hecho es él quien fabrica la miel en el panal de abejas ché. Y si bien es verdad que en algunos envites esas mismas abejas y su propia extenuación lo han dejado en un segundo plano, lo más importante ya lo ha conseguido. Se ha reinventado a sí mismo. Es más, ya es una realidad que tras una década encomendándose a Albelda y Baraja, la medular de Mestalla ha encontrado alternativa.

Mucho se habla en los foros futboleros de la necesidad de copar el mediocampo de contundencia. Pero más allá de algunas excepciones como Guti, Xavi, De la Peña o Iniesta, lo que se constata con el paso de los tiempos es que todos los equipos deberían poner en su vida a un jugador como Ever. Por supuesto que está muy bien eso de la presencia física. Todo el mundo tiene en su equipo a un Gattusso, a un Essien o a un Eguren. ¿Pero cuantos tienen a uno como Banega? Hay plantillas que no tienen ninguno. Otras, como la del Barça, tienen dos. Y esos son los futbolistas que quiere un espectador en la sala de máquinas. Los que añaden quilates al espectáculo y que mancomunan todas esas características tan impagables en una sola silueta: ante todo, buen manejo de balón, y por ende, verticalidad para hacer avanzar la transición ofensiva, prestaciones tanto para llevar la batuta cuando el equipo lleva la iniciativa como para dirigir un contragolpe, buenos tributos a la hora de abrir el juego hacia las bandas, precisión de bisturí tanto en largo como en corto, ese extra del último pase… y ahora, parece que también llegada desde atrás y gol. El que regaló ante el Villarreal es de esos que únicamente están al alcance de los empeines de mermelada. El de este sábado frente al Valladolid es más de potrero. Hallar el resquicio y zas. Es eso lo más curioso del juego de Ever. Ver como alterna detalles de academia con arrebatos callejeros.

Por el bien del fútbol, el chaval se está consolidando en el once titular. Del Valencia, claro. Quien sabe si también debería hacerlo en el de Argentina. Él, Perotti o la vuelta de Gaby Milito le pueden dar un aire nuevo a una formación que seguiría contando con Messi, Agüero, Diego Milito y Mascherano. No está mal, la verdad. Pero antes, habrá que preguntarle al Diego…

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lunes, 8 de febrero de 2010

Reminiscencias maradonianas

Por Albert Valor



Mientras algunos comentarios se extravían en ese agujero negro que ya es el villarato y el debate sobre si los arbitrajes son a favor o en contra de uno o de otro, en PLF preferimos saborear el fútbol. Y si esta jornada alguien ha beneficiado al Barça, ése ha sido Messi. El Camp Nou sigue esperando el regreso de los goles de Ibrahimović y de la percusión de Dani Alves. Entretanto, se deleita con el polifacético repertorio del argentino. El primer gol se cuela por un bosque de torsos tras un empalme genuino. Y el segundo… ¡qué decir del segundo! Torres, el 'Cata' y Rafa aún lo están persiguiendo. Xavi aún está solo para recibir y marcar a placer. Y los zagueros, presos de impotencia, aún reclaman fuera de juego.

Todo el mundo se acordó de aquel gol maradoniano en las semifinales de Copa de 2007. Y en la Barcelona culé, aún se dan con un canto en los dientes al recordar que Carles Reixach, Josep Maria Minguella y Joan Gaspart adoptaron un buen día a aquella pulga rosarina. Gracias, Leo. El barcelonismo te adora. Y aunque eso ya se sepa, conviene recordarlo de vez en cuando.

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miércoles, 3 de febrero de 2010

Por Albert Valor

Colunga es un futbolista de una sola pieza. Sus extremidades y articulaciones están poco definidas. Pero siempre fue pura destreza. Una peonza hecha jugador. Dinámico y mareante, podría girar sobre cualquier piso. Su primer tanto como zaragocista tuvo ese poco de instinto y ese mucho de clase. En PLF siempre hizo nuestras delicias. Agapito se encomienda ahora a su pericia. El Zaragoza, también. Suerte, Adrián.

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