miércoles, 20 de mayo de 2009

Litio en las venas

Por Cristian Naranjo

Tras nueve meses de ardua competición, las grandes ligas europeas avanzan inexorablemente hacia su final. En Italia, el Inter de Mourinho ha alzado su cuarto Scudetto consecutivo. Por su parte, el Manchester ha conseguido su tercer entorchado seguido. En Francia y Alemania, en cambio, aún no hay campeón. Lo que se sabe es que Bayern y Olimpique de Lyon han fracasado con estrépito.

En España, el Barça se ha proclamado campeón con todo merecimiento, maravillando a propios y extraños con un fútbol tan lírico como los poemas del desaparecido Benedetti. Guardiola, un novato de los banquillos, ha sabido optimizar su plantilla hasta niveles insospechados. El de Santpedor representa la nueva imagen del Barça. Es elegante, sobrio, educado y optimista, profundamente optimista. En una temporada ha mejorado con creces a su predecesor en el cargo. Como imagen corporativa, Rijkaard era el técnico ideal: jamás se metía en un embrollo en las ruedas de prensa. Dicen de él que era un gran psicólogo de vestuario. Sin embargo, nunca acreditó ser un gran entrenador. Cometía errores garrafales en días señalados. Guardiola se ha destapado como la gran revelación del curso. Con decisiones arriesgadas en momentos cruciales, ha conseguido ganar partidos y superar eliminatorias. Sin ir más lejos, en el clásico del Bernabéu sorprendió a todos haciendo flotar a Messi entre líneas. La asociación del argentino con Xavi e Iniesta destrozó al Madrid. Ese acierto de Guardiola sentenció la Liga.

En la parte baja de la tabla, el Espanyol ha logrado salir del pozo de Segunda cuando ya nadie lo esperaba gracias a otro entrenador joven y hambriento de éxito: Mauricio Pochettino. Mientras, Numancia y Recreativo son carne de segunda. Getafe, Osasuna y Sporting se jugarán en los dos últimos partidos quién de ellos acompaña a numantinos y obetenses a la Liga Adelante. Por desgracia, los tres merecen la salvación, ya sea por juego o por haber resistido.

En la zona Champions, Sevilla parece tener una plaza asegurada, mientras que Atlético y Valencia lucharán hasta el final por el cuarto puesto. Lo mismo ocurre en zona UEFA con Villarreal y Deportivo.

Ha sido la Liga de Guardiola y de Juande, dos técnicos divergentes en todo: edad, estilo, filosofía, discurso, carisma… En todas las facetas supera Guardiola a Juande. Sin embargo, el de Pedro Muñoz ha mantenido a su equipo una vuelta entera con opciones de ganar el título. Supo colocar cada pieza en su casilla y estuvo a dos partidos de la remontada: el del Camp Nou y el del Bernabéu, donde el Barça descubrió las carencias del Madrid y evidenció el abismo que separa a ambos.

Y es que el fútbol está enfermo. Padece un incurable trastorno bipolar que afecta especialmente
a los dos grandes de la Liga. Barça y Madrid, además de ser vasos comunicantes, sufren cíclicamente euforias y depresiones por culpa de la falta de litio en su sangre. Suele ocurrir que cuando uno vive días de vino y rosas, el otro cae en un profundo socavón. Y así continuamente. Mientras que las euforias pasan de manera fugaz, las depresiones no tienen fecha de caducidad. Pueden durar un año, dos, o incluso perpetuarse en el tiempo si no se tratan correctamente. Por ejemplo, la última depresión del Barça ha durado dos temporadas. Con Guardiola ha vuelto a ganar y ha estallado la euforia, al tiempo que el Madrid ha caído en depresión. Si bien el trastorno bipolar es incurable, sí que tiene solución. Esta pasa por la estabilización de la enfermedad mediante tratamiento. Éste consigue evitar la fluctuación cíclica de la euforia a la depresión. La traducción al fútbol sería que el tratamiento más adecuado para los grandes de España es mirar hacia Inglaterra y comprobar cuál es la mentalidad de dirigentes y aficionados. Aquí es impensable una figura como la de Ferguson o Wenger. Se da el caso con algún jugador como Raúl. Nunca con un entrenador. Los proyectos a largo plazo no existen; sólo la inmediatez del resultado. O ganas ya o no eres nadie. Haría bien el Barça en ser el primero que rompa con la tradición del aquí y ahora. Guardiola lo tiene todo para desarrollar una larga carrera en el Barça. Conoce la casa a la perfección y tiene amplios conocimientos que sabe expresar como el mejor comunicador. Es humilde, tiene el cariño de la afición y además tiene porte. En definitiva, el Barça tiene un diamante en su propia caja fuerte. Sólo necesita conservarlo para lograr la estabilización futbolística. El litio que ha de correr por su sangre se llama Pep Guardiola.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Bro, esto está muy pero que muy bien. Te lo digo muy en serio. Me recuerda la agilidad con la que Enric González salta en sus artículos del fútbol hacia cualquier otro asunto social o histórico para tejer así un escrito que relaciona dos ideas (que en apariencia no tienen nada que ver) ahondando en sus analogías. Bueno, has vuelto a conseguir sorprenderme. Sigue así (aunque sólo sea para contentar a tu fan número uno, es decir, yo).