
Es el Atlético un equipo propenso a la autodestrucción. Tiene graves complejos de hermano menor y no acierta a encontrar un modelo a seguir. Las caras visibles de la entidad han ido pasando con más o menos gloria, pero sin darle un vuelco al timón. Ni Torres, ni Forlán, ni Agüero han sido suficientes para corresponder a una afición siempre entregada. Este año, los 'indios' contaban con una plantilla aseada a priori, pero apestosa en realidad, con una defensa vulnerable y un centro del campo donde el encargado de llevar el juego ha sido por segundo año consecutivo Raúl García. Qué mal olor. Así las cosas, unas buenas bandas y una delantera sobresaliente no han servido para optar ni por asomo al título, por más que Abel Resino esté a punto de sellar el pasaporte para la 'Champions'.
Ever Banega ha sido la imagen de la incoherencia. Aguirre y Abel prefirieron a Assunçao antes que al gran talento del argentino. Una absoluta vergüenza. Con la Liga a punto de echar el cierre, ya se conocen algunos fichajes para la temporada próxima. Sergio Asenjo, un portero prometedor, y Juanito, central internacional, no parecen grandes nombres para competir con Barça y Madrid, cuyas hojas de ruta están más claras.
Mientras el Atlético no alcance la paz social y trace las líneas maestras a seguir repetirá naufragio. Se necesita una idea con urgencia que no sea el sufrimiento. No tiene que ser propia, sino que puede ser plagiada con total descaro. Camachos y Agüeros no suena del todo mal. Cualquier cosa con tal de insertar miel en el paladar de una afición sobresaliente, ilusionada con deshacer algún día la madeja rojiblanca.
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