jueves, 3 de junio de 2010

De cómo la Roja ya no sonroja

Por Albert Valor

Cuentan las malas lenguas -y la historia, y la realidad- que la selección española siempre fue un equipo perdedor. Decepcionante. Afligido. Se recuerda un cuarto puesto en el Mundial de Brasil, en el lejano 1950, y una Eurocopa ganada en pleno apogeo del Franquismo a la Unión Soviética, allá por los sesenta. Ambos logros aparecen en los anales de la historia de la RFEF, pero a duras penas la televisión en blanco y negro puede dar fe de ello.

Desde entonces, el fútbol español vivió en un difuso barbecho. Los fracasos se acumulaban, y cómo muestra fehaciente tenemos el célebre error de Cardeñosa en el '78 o el gol fallado por Julio Salinas cuando España ya se asomaba a las semifinales en USA '94. Se apeló durante aquellas generaciones a la famosa furia. Y aunque es lógico que cuando un futbolista se enfunda la camiseta de su nación afloren la pasión y el ímpetu, la realidad es que la testosterona pareció ser más propia de combinados como el teutón o el albiceleste.

Pero llegó un buen día llegó un hombre, un sabio dicen algunos, que decidió cambiar -para siempre y en todos los aspectos, para bien y para mal- el porvenir de la selección. Respondía al nombre de Luis. Luis Aragonés. Decidió, en primer lugar, cambiar el patrón de juego. Si teníamos a los mejores jugadores en el medio campo, había que poseer el balón. Y no sólo poseerlo. También dominarlo. E incluso admirarlo. Mimarlo. Tratarlo bien. El cuero, actor principal de esta superproducción que es el fútbol, debía ser nuestra arma. También ocupando las bandas. No era capital jugar con extremos. Simplemente ocuparlas con gente válida. Así, con una idea clara de juego, se podía ganar o perder. Pero se creía en algo. Y el lema tenía, por fin, una razón de ser. Cabe decir que el primer intento, en el Mundial de Alemania en 2006, resultó fallido. Pero, claro está, los proyectos necesitan tiempo.

Otro punto delicado fue prescindir de los servicios de un mito. De una leyenda como Raúl González Blanco. Aunque nunca alzó ningún trofeo con la casaca roja, se convirtió en el máximo goleador de todos los tiempos y en un significativo capitán. Una buena temporada en el Real Madrid a pesar de superar ya la treintena, hizo que la prensa capitalina se echara encima del seleccionador por tal acción. Pero si de algo no se podía tachar a Aragonés era de cobarde. Él decidió que jugadores como Villa o Torres eran ya mejores futbolistas y en consecuencia actuó. Y para tener en el banquillo a Raúl, prefirió segundos espadas como Dani Güiza o Sergio García. Gente que sabría que jugaría poco. Pero gente que con el hecho de ocupar el banquillo durante un campeonato internacional ya se sentiría como un palomo buchón.

Luego están Xavi e Iniesta. También Silva, Cesc o Xabi Alonso. Pero el quid de la cuestión está en ellos dos. Por aquel entonces, en 2008, el Barça venía de dos temporadas malas. Muy malas. Xavi había sido una sombra de sí mismo, e Iniesta parecía estancado en su juego a pesar de sus retales de magia. La línea discontinua que había trazado el equipo culé durante aquellos dos cursos parecía haberles afectado demasiado. Además, se les acusaba de no defender. Pero una vez más, Aragonés mostró su personalidad. Creyó en ellos y les animó a dar un paso al frente durante la Eurocopa de naciones. A dominar el centro del campo haciendo lo que mejor sabían hacer, que era mover el esférico. Pero también a defender con y sin la pelota y a tener más verticalidad y protagonismo directo en el juego de ataque. Así se erigieron en líderes durante aquel torneo y del glorioso Barça que Guardiola forjó a continuación.

Se dice que la selección de hoy le debe mucho al Barça. Y es cierto, le debe muchos jugadores y gran parte de su excelso nivel. Pero también el Barça le debe algo al combinado nacional. Ahí fue dónde Xavi e Iniesta se creyeron que podían ser dos centrocampistas de referencia mundial. Apostando por la asociación permanente. Y hasta las últimas consecuencias. Todo ha sido hasta ahora una perfecta simbiosis que los aficionados del Barcelona y de la selección han gozado de lo lindo.

Durante la Euro conquistada en Viena, tuvimos a gente enganchada al equipo desde el minuto uno. También a los oportunistas que se engancharon progresivamente, a la vez que España enamoraba con el balón como argumento. Están los que obviaron, obvian y obviarán a la Roja hasta el fin de los días. Y no debe ser algo criticable. Es algo lícito, de hecho. No se pueden borrar de un plumazo los referentes históricos y sociales. Cada ser humano puede tener su punto de vista. Y razonado con argumentos sólidos siempre será respetable. Pero esta selección ya no tiene tintes sociales ni políticos. Es, simplemente, puro fútbol.

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4 comentarios:

Manuel Lidueña Góngora dijo...

Veo a la selección algo atrancado, con esto de intentar jugar con dos extremos parece que la circulación de balón no estan fluida como cuando estba Luis. Creoq ue va a ser un error jugar con Busquets-Xabi Alonso, solo debería jugar uno de ellos.

Saludos

"Ese petiso gordo" dijo...

Qué razón tienes amigo Manuel. El de hoy es un post para hablar del contexto que envuelve a la selección. También habría que hablar de poner ya a los Silva, Iniesta, Xavi y cía para que vuelvan encandilar. Sólo Navas parece ser alternativa seria. Estoy de acuerdo, o Busquets o Alonso. Nunca los dos. Si quitas a un delantero,que sea para poner a Fábregas

El Técnico dijo...

En este mundial deseo que esas habladurías de la Roja se acab´n pr siempre (Y)

Saludos desde Fútbol Resort

Titto Marshall dijo...

Si alguna vez en la história se puede completar una hazaña como aquella q protagonizó Francia hace más o menos una década, ésta es sin duda la oportunidad de nuestra Roja.. Hay hambre, hay calidad e ilusión. Creo q el traspié ante Suiza cabe perfectamente dentro de la lógica, ya más preocupante sería no "destaponarse" el lunes. Pero eso no va a ser, estamos convencidos. Y ya de paso q se aleje esa presión innecesaria q nos rodea. Vamos a disfrutar mucho con este mundial, ya se intuye q va a ser un tanto diferente a los anteriores, ya q las "vacas sagradas" tienen el estomago demasiado lleno y por no querer remugar bien les está costando andar.. Ánimo rojos q esto está que arde, la batalla por lo más preciado empieza a ponerse emocionante.
Suerte y saludos!