jueves, 20 de noviembre de 2008

Sevilla vuelve a tener un color especial

Por Albert Valor


Era la última jornada de la liga 2004-05 y un lanzamiento de falta de Marcos Assunçao daba un empate en Son Moix que le otorgaba al Real Betis una plaza en la previa de la Champions de la temporada siguiente. Además, los pupilos de Serra Ferrer lograron conquistar la Copa del Rey frente a Osasuna. Todo eran risas en el bando verdiblanco de la ciudad, que se mofaba de que en Hispalis ‘sólo’ fueran a jugar la UEFA.

El Betis, liderado entonces por Oliveira y Joaquin, consiguió superar la fase preliminar y llegar a la fase de grupos, pero allí se encontró con el vigente campeón por aquel entonces, el Liverpool, y con el todopoderoso Chelsea de Mourinho. Los béticos dieron la cara –incluso ganaron a los blues en el Ruiz de Lopera-, pero acabaron terceros de grupo y por ende, fuera de la competición. Allí se acabó el coqueteo verdiblanco con los partidos de postín. Pero también se acabó el color del derbi sevillano. Mientras sus vecinos se agigantaban y ganaban Copas de la UEFA con suficiencia a la vez que se codeaban con los grandes de la liga, los béticos empezaron a lidiar peligrosamente con los equipos de la zona baja de la tabla –incluso en la última jornada de la 06-07, Edú salvó in extremis a los suyos con dos goles en los Campos de Esport del Sardinero-. Ni que decir tiene que los derbis eran de muy fácil pronóstico: en el Pizjuán, la victoria local –e incluso la goleada- estaba asegurada, y en el antiguo Villamarín, lo máximo a lo que podían aspirar Arzu y compañía era a un empate sin goles.

Pero parece que este año las cosas empiezan a equilibrarse. En primer lugar, porque tras la enésima tanda de fichajes de relumbrón, parece que el entrenador ha conseguido que los ingredientes mezclen bien en el campo. Y en segundo, porque el Sevilla ya no es aquella máquina de hacer fútbol que era antaño. Pero hablemos del Betis. Desde hace tres años a esta parte, han llegado al Betis jugadores como Ricardo –el parapenaltis pesadilla de Inglaterra-, Damià, Sobis, José Mari, Pavone o Mark González. Todos ellos grandes jugadores, pero que no acabaron de cuajar. Algunos como el brasileño –que no consiguió responder a su apodo de Alfonsobis- ya han abandonado el equipo, mientras que otros como Damià parece que empiezan a recuperar la confianza en sus posibilidades. De todos modos, parece algo más difícil que José Mari y el Tanque Pavone recuperen su olfato goleador.

Luego están los fichajes de este año. Empecemos por Mehmet Aurelio. El turco-brasileño es un hombre clave por su posición de enlace entre defensa y ataque. Siendo un magnífico stopper, distribuye el juego muy al estilo de Marcos Senna, bascula con eficacia y además tiene llegada al área y una excelente pegada desde media distancia. Por otra parte, el éxito que está teniendo Achille Emaná recuerda al que tuvo no hace mucho Julio Baptista en el vecino ciudadano. Fichado como un centrocampista de brega y con cierta llegada, su lentitud en el pase y su inmensa facilidad para encontrar puerta, han hecho que termine jugando por detrás del ‘9’. El ‘9’. Parecía que esa plaza iba a ser para José Mari o Pavone, pero su sequía ha hecho que otro de los fichajes, Sergio García, haya acabado en esa posición. El barcelonés llegó para jugar en la banda, posición en la que ya jugó en Zaragoza -reconvertido por la competencia con Oliveira y Diego Milito-, pero parecía que su rendimiento real quedaba desaprovechado en la línea de cal. Chaparro decidió ponerle el fin de semana pasado de ariete y el resultado fue más que satisfactorio: aprovechando su velocidad y su técnica -y recordando su etapa en el filial del Barça-, anotó dos goles y dio otro. También hay que destacar a Nelson, lateral derecho procedente del Benfica que ya ha mostrado sus maneras. Recuerda mucho al joven y desatado Dani Alves que empezó a despuntar en el Pizjuán hace ya seis temporadas. Lo curioso es que este mismo verano pudo ser sevillista. Si explota puede ser una pieza importante, al igual que Monzón, lateral zurdo algo más defensivo, campeón olímpico con Messi y el Kun y con un excelente disparo. Casto, Juanito, Arzu y Capi siguen reivindicando por otra parte el poder la cantera bética.

Pero como señalábamos hace unas líneas, es muy importante la tarea de Chaparro en todo esto. Al final, la apuesta por un técnico de la casa ha dado sus frutos. Colocando a cada jugador en la posición más beneficiosa para él y para el equipo, ha conseguido por fin que un grupo de buenos futbolistas mezcle y se asocie bien. Aunque el comienzo fue un tanto titubeante. Quizá timoratos por el pasado reciente, a los jugadores les costó encontrar la confianza suficiente como para sacar los partidos adelante. Para colmo, Barça y Villarreal, algunos de los rivales en este inicio de curso, tuvieron la suerte de cara. El potente arranque de sus vecinos aún les tiene ahora a nueve puntos, y las plazas de privilegio serán difíciles de abordar, pero si esta temporada se consolida una base, podemos tener ante nosotros a un proyecto interesante. De ese modo, el Betis reverdecerá viejos laureles y Sevilla recuperará el color de su derby, uno de los más apasionados del fútbol mundial.

A veces, en el fútbol, los éxitos más destacados vienen de situaciones anómalas, como que un centrocampista africano acabe jugando de segundo punta, o que un habilidoso hombre banda recupere la posición de cuando se estaba formando. De momento, Emaná y Sergio García ya se ponen el sombrero de Finidi.

Nota: Y atentos, porque Edú, el alma del equipo en estos años difíciles, aun está por volver.

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