domingo, 2 de agosto de 2009

Enemigos íntimos

Un reportaje de Cristian Naranjo

El periodo estival avanza inexorablemente al encuentro de las grandes competiciones. Sin ir más lejos, la Champions y su hermana pequeña, la Europa League, ya han echado a andar en sus rondas previas. Puede dar fe de ello el Athletic, que se dejó hace unos días media eliminatoria en San Mamés frente al pintoresco Young Boys suizo. El resto de equipos españoles, exentos todavía de partidos oficiales, invierten el tiempo en entrenar duro, jugar partidos amistosos y reforzar sus planteles. Hasta el momento, los dos gigantes de la Liga, Madrid y Barça, están dibujando trayectorias diametralmente opuestas tanto en el plano deportivo como a nivel de despachos. Las diferencias no responden más que al reflejo del anterior curso, donde el Barcelona hizo las delicias de sus aficionados a base de arte, goleadas y conquistas. Por su parte, el Madrid fue cayendo de las competiciones hasta poder optar sólo a la Liga, de la que finalmente también se descolgó. Guardiola y sus bajitos le precipitaron al vacío con un vendaval de juego incontestable. En un clásico, el resultado de 2-6 tiene necesariamente un efecto demoledor. Tras ese partido, aficionados, dirigentes y medios de comunicación colgaron el cartel de cerrado por reformas en el club blanco. Urgía una revolución en todos los estratos, comenzando por la presidencia y pasando por el cuerpo técnico y la plantilla. Florentino Pérez, señalado como el salvador, asumió la responsabilidad de reflotar a un equipo devastado por sus resultados mediocres y las victorias del eterno rival.

Con 300 millones de euros a su disposición, Florentino sólo tuvo que señalar sus objetos de deseo: Kaka', Cristiano Ronaldo y Benzema. Valdano y Pardeza entre otros, se han dedicado a un trabajo menor y sin embargo requerido: recuperar a los principales exponentes de la cantera madridista. Arbeloa y especialmente Granero se ganarán por derecho propio una plaza fija en el once de Pellegrini. Albiol y a buen seguro Xabi Alonso elevarán a cuatro el número de incorporaciones nacionales. No en vano, una de las líneas maestras del nuevo proyecto era españolizar el equipo. Se camufló con ese nombre la aspiración de repetir el modelo del Barcelona, capaz de ganar una Liga de Campeones con siete canteranos.

Más allá de las cantidades invertidas, Florentino y su equipo no han errado ningún tiro. Todas las incorporaciones y las que aún están por llegar tienen aptitudes suficientes para remodelar cualquier plantilla. Ahora bien, los descartes, ya sean de Pellegrini o de la directiva, están causando migrañas. Huntelaar, Van der Vaart, Negredo… buenos jugadores todos ellos, pero al fin y al cabo desechados. Supondrían un hallazgo para cientos de equipos. En el Madrid son un problema. A la espera de ir deshaciendo poco a poco ese nudo, el proceso para hacer nuevos fichajes no se detiene. Una vez que Xabi Alonso ha agotado todas las vías para expresar su voluntad, José Ángel Sánchez y Christian Purslow, directores ejecutivos de Madrid y Liverpool, están condenados a entenderse. El donostiarra podría ser el último refuerzo para Pellegrini, siempre y cuando Florentino no fabrique billetes para comprar a Ribéry.

Con la plantilla prácticamente diseñada a la espera de cerrar las últimas altas y bajas, Pellegrini ha podido acumular entrenos y probar a sus futbolistas en cuatro amistosos. Dicen los entendidos que esa clase de partidos no sirven para sacar conclusiones, que son meros entrenamientos con público. Esa opinión no se ajusta a la realidad. En primer lugar, Pellegrini ha dispuesto el dibujo táctico que pretende aplicar. Un sistema moderno, a medio camino entre el 4-4-2 y el 4-3-3, donde las bandas sólo son ocupadas llegado el momento. Al chileno no le convence que los extremos, ya sean Cristiano o Robben, actúen en paralelo a la banda. Prefiere apostar por la movilidad de todos los elementos de ataque como instrumento para sorprender al contrario. En segundo término, el técnico también ha dado a conocer qué espera de los jugadores que presumiblemente no parten como titulares: Míchel Salgado, Metzelder, Garay, Miguel Torres, Drenthe, Guti, Higuaín, Sneijder, Negredo, Granero… todos han tenido minutos para tratar de convencer a Pellegrini. Sólo algunos lo han logrado. Entre ellos Granero, a quien no le ha sido difícil avalar su fichaje: calidad en ambas piernas, inteligencia táctica y violencia en el disparo. Esas son las armas del 'Pirata', que está llamado a ser una de las sensaciones del campeonato que se avecina. Además de Granero han habido más sorpresas. Metzelder, Drenthe y por supuesto Higuaín han rallado a buen nivel. En tercer y último lugar, Pellegrini ha podido constatar el potencial de sus dos fichajes estrella para la vanguardia. La sensación es que a ambos les queda mucho recorrido para alcanzar el nivel esperado. Benzema ha enseñado sus cañones, pero del viejo Ronaldo sólo parece poseer la forma de correr. Si del francés se ha podido extraer poco, menos jugo se ha obtenido de Cristiano. El portugués desprende sensación de ansiedad, de no poder plasmar lo que imagina. Es francamente preocupante lo indeciso que se muestra al encarar. Y sobre todo, que entre Pellegrini y él hayan olvidado sus virtudes de extremo puro, supone un atraso mayúsculo. De todos modos, es pronto para ser categóricos. La Liga arranca en un mes, y será en ella donde cada uno dará su auténtica medida.

Situado en un lugar totalmente opuesto al Madrid, el Barcelona vive un momento dulce, heredado de la conquista del trébol y reforzado por una adquisición de campanillas: Zlatan Ibrahimović. Mientras que Florentino ha gastado cerca de 220 millones en seis fichajes, el Barça ha optado por confiar en la plantilla del triplete a excepción de Sylvinho y Eto'o, que han sido reemplazados con solvencia. Mientras no llegue un centrocampista, los gastos del equipo azulgrana ascienden a 86 millones, teniendo en cuenta que Eto'o ha sido valorado en 20. Dado que la lista de efectivos de Pep Guardiola es corta, y debido a la ausencia de los internacionales, el de Santpedor optó por llevarse al stage a un abanico de canteranos: Muniesa, Fontàs, Jonathan Dos Santos, Jeffren, Gai Assulin, Rueda, Montoya y Espasandín. De ellos, Guardiola escogió a cuatro para que formaran parte de la gira americana. En los tres partidos amistosos disputados hasta la fecha, todos los jóvenes, casi sin excepción, han mostrado un buen nivel. En Inglaterra, frente a Tottenham y Al-Ahly, Muniesa, Fontàs, Dos Santos y Assulin se presentaron al gran público. De hecho, Guardiola eligió a tres de ellos para la gira, con el único cambio de Assulin por Jeffren, en una decisión posiblemente discutible. El israelí transmite desparpajo y frescura pese a su precocidad. Por su parte, Jeffren es un extremo más académico y está maduro, pero no se le intuyen cualidades especiales.

Así, mientras el Madrid completa las alineaciones con descartes, el Barça apuesta por la cantera. El paralelismo es francamente inevitable. En sus tres partidos, ya sea repleto de canteranos o con los internacionales, el equipo de Guardiola ha sido fiel a su identidad: posesiones largas y persistir en el ataque. Frente a Los Ángeles Galaxy, el nuevo lateral izquierdo, Maxwell, demostró por qué Beguiristain se fijó en él. Messi, Touré, Henry, Puyol y el resto de pilares se mostraron muy frescos pese a las cargas de trabajo a las que se están sometiendo estos días. Mantener esa chispa será la clave de la temporada, y parece que el equipo no se ha desenchufado de la fórmula del éxito. Una gran noticia para culés y buenos aficionados al deporte rey.

En la gira americana no puede participar activamente el fichaje más caro de la historia del Barça. Una lesión en la mano se lo impide. En sus primeras entrevistas a la prensa catalana, Ibrahimović se muestra como un jugador extremadamente ambicioso. No tiene reparos en asegurar que estará en la fotografía del equipo ganador de la Champions en el Bernabéu. No existe mayor reto para un azulgrana, y que un recién llegado aspire a conseguirlo es una carta de presentación asombrosa. Al parecer el sueco no ha querido perder la ocasión de dar muestras de su carácter. Ibrahimović es la pieza que faltaba en el ajedrez de Guardiola, que pierde un caballo como Eto'o, pero gana una torre. El camerunés no vivía del artificio. Sólo estaba para el gol. Justo al contrario que el delantero cíngaro, un ariete tecnológico, fruto del mestizaje cultural. De Ibrahimović se puede esperar todo. En ocasiones parece desmontable y repleto de herramientas, como el Inspector Gadget. Pero sobre todo se asemeja a Gulliver, un gigante entre liliputienses. El sueco viene a dar si cabe más lustro a la Liga española, engrandecida por los últimos fichajes. En unas semanas, su debut será un hecho. Será el momento de comenzar a valorar qué gana el Barcelona con el delantero agitanado. Lo que ha perdido es conocido: la raza en sí misma.

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Epílogo
Aunque los medios reflejen lo contrario, hay vida lejos de la brillantina galáctica que aglutinan los dos grandes. Algunos equipos de tamaño mediano y otros incluso más humildes, sin apenas presupuesto, se mueven en el bazar de fichajes con la agilidad de los peces. Es el caso de Villarreal, Sevilla, Espanyol y Valladolid. El equipo amarillo se ha reforzado con el prometedor lateral Iván Marcano y con Nilmar, delantero brasileño capaz de hacer las maravillas con las que sueña Keirrison. El Sevilla, con Monchi a la cabeza de la secretaría técnica, ha optado este verano por los caballos ganadores. Las incorporaciones de Zokora y Sergio Sánchez así lo atestiguan. Por su parte, Valladolid y Espanyol, clubes sufridores por antonomasia, se han movido de forma ejemplar. Con 7 millones y uno respectivamente, pucelanos y periquitos han importado a jugadores como Manucho, Pelé, Nakamura o Ben Sahar. Ellos también son galácticos. De corte bajo, más humildes, pero galácticos al fin y al cabo.

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